Un museo para combatir el resentimiento entre los pueblos
Tanques americanos, uniformes del ejército de Napoleón III, recreaciones de las trincheras de la I Guerra Mundial, pegatinas que se vendían para recaudar fondos para los niños huérfanos en 1916 …
Todos los objetos que sirvan para reflejar el dolor y la dimensión de una guerra se exponen en el nuevo museo de la Guerra y la Paz en Ardennes, Francia, inaugurado esta semana, coincidiendo con el 55.º aniversario del llamado tratado del Elíseo, un tratado de amistad y cooperación entre Francia y Alemania.
Las Ardennes es precisamente una región significativa, pues fue ocupada tres veces por los alemanes en las tres devastadoras guerras que enfrentaron a las dos potencias europeas y desencadenaron conflictos mundiales. Al acto acudieron delegados de Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos y Canadá.
“Quienes vivieron la guerra sentían, inevitablemente, rencor hacia los alemanes –dijo Marie France Devouge, directora del museo, durante la inauguración, según cita La Vanguardia –. Nuestro objetivo en este museo es que la gente salga con un espíritu de paz. Es una misión cívica importante. Esperamos que la lección se aprenda. Por eso lo llamamos el Museo de la Guerra y la Paz”.
La región ha logrado combatir el resentimiento de la población contra los alemanes gracias a programas de intercambio entre estudiantes de ambos países acordados desde el tratado del Elíseo, 55 años atrás.
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“Gracias por compartir las lecciones del pasado para las nuevas generaciones, dijo el secretario general de la ONU en un comunicado oficial y también en un vídeo. "Recordar nuestro pasado ayudará a formar nuestro futuro".
Según Guterres, la apertura del Museo de la Guerra y la Paz es otra iniciativa importante para promover la necesidad de paz en todo el mundo. Luego recordó que las Naciones Unidas nacieron con la determinación de 'salvar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra'.
Mientras tanto, el presidente de EE. UU Donald Trump dedica buena parte de su mandato a despotricar contra la utilidad de Naciones Unidas y a priorizar los intereses de Estados Unidos con su America First. En los últimos meses, sus provocaciones a la comunidad internacional han ido más lejos de lo habitual, con su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, o sus comentarios racistas contra los países centroamericanos y africanos.
Hace un par de semanas, Trump llamó “agujeros de mierda” a países como El Salvador, Haití o algunos países africanos. Sus comentarios generaron una airada respuesta dentro de Naciones Unidas.
” Estos comentarios del presidente de Estados Unidos son sorprendentes y vergonzosos. Lo siento, pero no pueden ser definidos de otra manera que como racistas”, afirmó en rueda de prensa el portavoz de la Oficina del alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Rupert Colville.
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