Un terremoto de inspiración
Eres el lugar donde recoges la basura.
Donde dos rayos caen en el mismo sitio.
Porque viste el primero, esperas el segundo
Y aquí sigues.
Donde la tierra se abre y la gente se junta.
Así empieza el poema que escribió el escritor mexicano Juan Villoro dos días después de que un devastador terremoto sacudiera la ciudad de México, el pasado 19 de setiembre, dejando decenas de personas seputladas bajo los escombros. Titulado “Con el puño en alto”, el poema se volvió viral en las redes sociales, yse convirtió en un ejemplo de la fuerza de reacción que ha tenido el sector cultural y literario mexicano ante la tragedia.
Pero un sismo no deja de ser una gran sacudida, un momento en el que conviven destrucción, la tragedia y el cambio, en el que la gente y sus emociones son puestas al límite. El pasado 19 de septiembre, cuando un fuerte terremoto sacudió Ciudad de México y otras zonas del país, los mexicanos sacaron lo mejor de ellos mismos. Decenas de personas – muchas de ellas todavía con el recuerdo del sismo de 1985, ocurrido exactamente el mismo día, hace 32 años - salieron a la calle para rescatar a las personas bajo los escombros y ofrecer ayuda a los que se quedaron sin hogar. Y entre los mejor organizados y cohesionados para prestar su apoyo han sido los miembros del sector cultural, explica el diario barcelonés La Vanguardia.
Un ejemplo es el proyecto Aquí Sigo, un colectivo formado por vecinos de las colonias Roma y Condesa, en Ciudad de Mexico, que trabajan para reactivar la actividad cultural y social de la zona. Los voluntarios de la asociación trabajaron para recuperar entre los escombros los libros de la periodista y escritora Lorna Martínez Skossowska, fallecida durante el seísmo en su apartamento en la colonia Condesa. Tenía 86 años. Su colección, de más de 2,000 libros, será convertida en una biblioteca popular.
La coincidencia de fecha de los dos terremotos es un hecho “que seguramente formará parte de la literarura fantástica y el esoterismo con el que también se construirán los primeros relatos que irán conformando la memoria histórica de este momento”, dijo el secretario de Cultuta de Ciudad de México, el poeta Adolfo Vázquez Martin, citado por La Vanguardia. Según el poeta, “la reacción de la cultura ante la tragedia no debe ser inhibirse, sino permitir darle forma y expresión al dolor, la insatisfacción y la angustia”.
El poema de Villoro, “El Puño en alto”, tiene un título simbólico, pues hace referencia al gesto que servía para pedir silencio durante las tareas de rescate para poder hallar a las personas con vida bajo los escombros.
Eres, si acaso, un pordiosero de la historia.
El que recoge desperdicios después de la tragedia.
El que acomoda ladrillos,
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junta piedras,
encuentra un peine,
dos zapatos que no hacen juego,
una cartera con fotografías.
El poema fue publicado en el diario Reforma y formará parte de la antología de textos “No terminará la gloria”, editorial Almadía, que servirá para recaudar fondos para los perjudiciados. La creación de la antología, a cargo del periodista argentino residente en Washington DC Diego Fonseca, contará con textos breves de Juan Villoro, Valeria Luiselli, Sabina Berman y Martín Solares, entre otros.
Entre los escritores mexicanos que han salido a la luz para mostrar su apoyo y solidaridad con las víctimas y difundir el poder curativo de la literatura está también el escritor y activista Paco Ignacio Taibo II: “En una sociedad como la nuestra, muy golpeada por la combinación de accidentes naturales y la ineficiencia gubernamental, con la sensación de estar en manos de unos inútiles autoritarios incapaces de trabajar con la gente, la opción era o replegarse a lamerse la heridas, o ir hacia delante", dijo a La Vanguardia el escritor, convencido de que los libros tienen un "efecto mágico".
Otra de las voces literarias que alzaron su voz tras el terremoto es la escritora veterana Elena Poniatowkska. Testigo de primera fila de la historia mexicana reciente, Poniatowska confesó en una entrevista al diario El País hace cinco años que el momento que más le ha conmovido de todos los que le ha tocado vivir en su país fue la movilización ciudadana tras el terremoto de 1985, “uno de los pocos instantes en que México fue capaz de mirarse a sí mismo y, sobre todo, de sobreponerse a la tragedia”. De esa experiencia, escribió Nada, nadie: las voces del temblor.
Margo Glantz, profesora emérita de Filosofia y Letras en la Universidad Autónom de MÉxico (UNAM) , dijo que el sismo del pasado 19 de septiembre fue como una especie de metáfora de la realidad nacional: “es como si el hado o las divinidades se hubieran conjurado para hacernos ver en carne propia, muchísimo más fehaciente, el estado sísmico del país no solo en lo geográfico, sino en lo político y en lo cultural”, dijo Glantz mediante un comunicado de la UNAM.
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