La Administración Trump y el Vaticano no parecen haber hecho muy buenas migas. El pasado 13 de julio, La civiltà cattolica, la revista de los Jesuitas, publicó un artículo bien documentado en el que se criticaba tanto a ultraconservadores católicos y protestants de EEUU de estar unidos por un fundamentalismo religioso que tiende a ver el mundo de forma polizarizada, "a dividir el mundo entre “buenos y malos”, sin matices," según explicó el diario español La Vanguardia.

Bajo el título ‘Fundamentalismo evangélico e integrismo católico en Estados Unidos, un ecumenismo sorprendente’, el artículo, firmado por el director de la revista, el padre Antonio Spadaro, católico, y Marcelo Figueroa, pastor evangelista argentino ( ambos religiosos muy próximos al Papa Francisco) criticaba a los últimos presidentes Republicanos -Reagan, Bush, Trump- por dejarse influir por lo que llaman el "ecumenismo del odio". Es decir, en corrientes religiosas que coinciden en hacer interpretaciones “literales de la Biblia”, que ponen al ser humano por encima del bien y del mal, como apunta el Genésis, desde el momento de su creación por designio divino, lo que les hace  perder el respeto por la Naturaleza. Y,por tanto, a ignorar asuntos como el cambio climático y otros desastres ecoógicos, señala La Vanguardia.

Los autores critican en particular a Stephen Bannon, católico y principal estratega del presidente Trump, al que acusan de querer implementar una “una geopolítica apocalíptica” que fomenta la narrativa del miedo para "manipular la inseguridad y la ansiedad de la gente, reduce el Islam al terrorismo islamista y quiere levantar muros."

 “Tanto los evangélicos como los católicos integristas condenan el ecumenismo tradicional y, sin embargo, promueven un ecumenismo del conflicto que los une en el sueño nostálgico de un Estado de rasgos teocráticos. La perspectiva más peligrosa de este extraño ecumenismo puede adscribirse a su visión xenófoba e islamófoba, que invoca muros y deportaciones purificadoras”, escriben los autores.

Aunque el Papa Francisco no ha aprobado "oficialmente" el artículo, su relación con los ultraconservadores americanos ya viene siendo conflictiva desde hace varios meses. Le ven como una figura demasiado liberal en asuntos como el  divorcio, el aborto y otras cuestiones clave para los conservadores americanos, como inmigración y cambio climático.  Algunos lo ven como representante del populistmo latinoamericano.

En mayo, poco antes de su primer encuentro con Donald Trump en el Vaticano, ya avanzó que “sería sincero con sus diferencias con los republicanos en temas de inmigración y cambio climático”.

El artículo de Spadaro y Figueroa desdpertó la polémica enseguida y fue acusado de anti-americanismo por varios miembros del prelado de EEUU, incluido el Arzobisbpo de Filadelfia, Charles J. Chaput que llamó “idiotas útiles” a los dos autores en una columna publicada en Catholic PHilly .

Chaput, conservador de lína dura, señaló que los autores “estaban bastante equivocados” a la hora de interpretar la naturaleza de la relación entre política y religión en los EEUU.

“El artículo fue un intento de rebajar y presentar de forma inadecuada la naturaleza de la cooperación entre Católicos y Evangelistas en temas de libertad religiosa y otros asuntos," escribió. Y añadió:

“Los Católicos y otros cristianos que se consideran a ellos mismos “progresistas” tienden a desconfiar de la libertad religiosa. Algunos la ven como una pantalla de humo para camuflar políticas conservadoras, otros como una distracción ante problemas más urgentes, o se sienten incómodos ante la colaboración entre Católicos y Envangelistas a la hora de presionar en contra del aborto por demanda, defender el matrimonio y la familia, o resistirse a los esfuerzos de los LGBT para debilitar la protección de la libertad religiosa mediante “leyes anti-discriminación”.

 Massimo Faggioli, profesor de historia de la teología en Villanova University,  explicó a The NY Times, que “el artículo será recordado por la historia de la Iglesia como uno de los más importantes para entender las diferencias entre el Vaticano del Papa Francisco, los EEUU y el Catolicismo americano al caer en manos de la de la derecha religisosa. Según Faggioli, el Catolicismo American se ha ido distanciando cada vez más del Catolicismo europeo y el catolicismo de masas de América Latina.

Conducir a buen puerto las relaciones entre EUU y el Papa Francisco será una misión complicada para Callista Gingrich, nominada a embajadora del Vaticano por Trump, y pendiente de confirmar su cargo por el Senado en setiembre. Gingrich está casada con el ex speaker de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, protestante convertido al catolicismo, y divorciado dos veces.

“Está claro que hay tensiones (entre Washington y el Vaticano)”, declaró recientemente Miguel Diaz, embajador en la Santa Sede durante el primer mandato de Obama, a The Washinton Post. “El reto de Gingrich será tender puntes entre las claras diferencias entre la administración Trump y la visión del Papa Francisco."

En una entrevista potserior para la revista Crux Now,  Diaz, de origen cubano,  defendió el artículo publicado poe La civiltà cattolica, alegando que muchas de las implicaciones socioeconómicas recogidas en la carta de Spadaro y Figueroa tuvieron eco en “el corazón de los Latinos y otras comunidades infra-representadas en los EEUU”

Según Diaz, dado que los Latinos forman casi la mitad de la comunidad católica de EEUU y su voto es cada vez más crucial en las elecciones, no es posible permanecer indiferente ante uno de los puntos más valuosos de la carta: “el rechazo a la indiferencia humana, manifestada políticamente y justificiada de forma religiosa.

“Como miembro de la comunidad Latina, soy muy consciente de que muchos de nosotros nos hemos sentido como extranjeros en esta “tierra prometida,”dijo Diaz. " Y las políticas adoptadas por Trump desde que ganó las elecciones han puesto en evidencia las amenazas que pesan para las vida humanas, tanto de indocumentados Latinos como de refugiados musulmanes, en nuestro propio hogar. Spadaro y Figeroa tienen razón al decir que la “teocracia”, aunque sea bajo una sútil manifestación política, debe ser rechazada”.