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El presidente estadounidense, Donald Trump, pronuncia un discurso sobre futuras inversiones en infraestructuras de transporte en el departamento de Transporte en Washington (Estados Unidos) hoy, 9 de junio del 2017. EFE/MICHAEL REYNOLDS
El presidente estadounidense, Donald Trump, pronuncia un discurso sobre futuras inversiones en infraestructuras de transporte en el departamento de Transporte en Washington (Estados Unidos) hoy, 9 de junio del 2017. EFE/MICHAEL REYNOLDS

Trump: ¿Reivindicado?

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Habiendo optado primero por una declaración leída en público por su abogado personal, Marc Kasowitz - en las que negaba rotundamente haber solicitado “lealtad” al ex director – el Presidente de los Estados Unidos esperó un tiempo prudencial para asegurar en twitter que se sentía “total y completamente reivindicado” y que “Comey es un filtrador”.

Para Trump, el ex director habría pecado en perjurio al dar “falsos testimonios y mentir” bajo juramento durante su declaración en la audiencia ante el Senado.

Tanto para el presidente como para los Republicanos, el epicentro del testimonio de Comey fue su responsabilidad ante la filtración de los memorandos redactados después de sus conversaciones privadas con el Presidente.

Kasowitz condenó la conducta de Comey, asegurando que habría hecho públicas “de manera unilateral y subrepticiamente” las comunicaciones privilegiadas con el Presidente.

La gravedad del testimonio del ex director del FBI tuvo a todo el país y a los medios internacionales sobre las dos horas y media de comparecencia ante el Senado, durante las cuales, sorprendentemente, el Presidente se abstuvo de escribir en Twitter. Según CNN Politics, “los asesores principales de Trump lo mantuvieron exitosamente lejos de Twitter” durante la audiencia, pero el Presidente ha vuelto el día de hoy.

De “nube” a “tormenta”

A pesar de la tranquilidad que pareciera mostrar el primer mandatario estadounidense, la realidad de su circunstancia tras el testimonio de Comey es totalmente distinta.

El simple hecho de que el ex director haya asegurado bajo juramento que las aseveraciones del presidente con respecto a las condiciones en las que se encontraba el FBI fueron “mentiras, simples y llanas”, ya dicta la pauta de una investigación que pareciera acorralar cada vez más al Presidente.

Pero el elefante en la sala fue la posibilidad de que Trump haya obstruido la justicia o no, afirmación que el ex director evitó afirmar de manera directa, y según la BBC, las afirmaciones de Comey hablan mucho más que sus evasivas.

“(…) Comey sí dejó varias afirmaciones que pueden contribuir a determinar si Trump buscó cambiar el rumbo de la investigación sobre Rusia. Y esto puede ser clave, ya que la intención es lo que cuenta para un caso de obstrucción de justicia: el desafío es demostrar lo que buscaba el acusado en el momento de cometer el supuesto delito”, asegura el reporte.

“A mi juicio, fui despedido por la investigación Rusa”, aseguró Comey. “Fui despedido para cambiar, de alguna manera, la forma en la que la investigación con Rusia estaba siendo llevada”.

Asimismo, el ex director aseguró en su testimonio haber recibido la “sugerencia” del Presidente de que “dejara pasar” la investigación que se llevaba a cabo sobre el ex asesor de seguridad nacional, Michael Flyn, por sus nexos con diplomáticos Rusos durante la campaña electoral.

Si bien la intención del Presidente siempre fue que Comey dejara claro públicamente que la investigación no se centraba en su figura individual, la presión pareciera haberle hecho más propenso a las pesquisas.

Para el New York Times, “si bien el Sr. Comey entregó su testimonio de manera calmada, deliberada y sin emociones, sus declaraciones han sido con toda seguridad, el j’accuse más fulminante de un alto agente de la ley contra un presidente en una generación”.

Una pesada balanza para la justicia

Ahora es responsabilidad del Comité de Inteligencia del Senado, así como del fiscal especial Robert S. Mueller III, sopesar la conducta del ex director del FBI y su determinación a que se llevara a cabo un proceso de investigación contra los asesores más cercanos al Presidente, y la evidencia que pudiera o no existir en contra de la administración para una presunta obstrucción de la justicia y coalición con Moscú.

De una u otra manera, en vez de dispersar la nube que acechaba al nuevo Presidente, Comey le ha puesto en el ojo del huracán.

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