El día de la madre, la mejor excusa para reclamar sus derechos
Este domingo, 14 de mayo, millones de madres en Estados Unidos y varios países de Latinoamérica celebrarán su día al lado de sus familias. La mayoría recibirá flores, tarjetas con frases de cajón e invitaciones a los mejores restaurantes. Casi todas terminarán el día ratificadas como las mejores mamás del mundo, mientras que algunos de sus hijos marcarán en el calendario otro deber cumplido.
Ya sea una fecha de expresión genuina de amor y gratitud, o una para “sacarlas a pasear”, lo cierto es que este día ha adquirido unas dimensiones sociales y económicas que distan mucho de su sentido original.
Según datos recientes del Censo, en 2014 había en el país 43,5 millones de madres entre los 15 y los 50 años de edad, todas ellas dieron a luz –en diferentes momentos– a 95,8 millones de hijos; una cifra nada despreciable para una economía que necesita del consumo masivo de productos y servicios para mantenerse a flote.
Precisamente ese carácter popular del día de las madres es el que con el tiempo hizo que esta fecha fuera más esperada por los comerciantes que por ellas mismas. Y no es para menos, ese festivo es el segundo con mayor actividad comercial del año, después de Navidad. De acuerdo con una encuesta de la Federación Nacional de Minoristas (NRF, por su sigla en inglés) dada a conocer el pasado 24 de abril, se espera que el 85 por ciento de los consumidores del país gaste un promedio de $186.39 en regalos. En otras palabras, 23,6 mil millones de dólares entrarán a las arcas de tiendas de tarjetas, floristerías, joyerías y restaurantes, este 14 de mayo.
Con semejantes números, el alma de la pobre Anna Marie Jarvis —fundadora de la conmemoración— debe estar revolcándose en algún lugar, tal y como lo hizo en vida, cuando se dio cuenta de que su creación se estaba convirtiendo en un fenómeno comercial.
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La historia se remonta hasta la época de la posguerra. Fue el 28 de mayo de 1876 que la mamá de Anna Marie, Ann Reeves Jarvis (maestra, pacifista y trabajadora social) al cierre de una clase sobre las madres más notorias en la Biblia, implantó la idea en su hija: “Ojalá algún día exista una celebración que honre el invaluable servicio que las mmás le dan a la humanidad en todos los campos de la vida”, le dijo.
Casi treinta años después, Anna Marie dedicó todas sus fuerzas para hacer realidad el deseo de su madre, fallecida en Filadelfia en 1905. Desde entonces emprendió una intensa campaña para sumar apoyos a su proyecto de crear un día de la madre en el calendario oficial de Estados Unidos. Escribió cartas a todas las personas con algún grado de influencia en el país y entre los apoyos conseguidos, logró el del multimillonario John Wanamaker.
El amor por su madre y su voluntad inquebrantable de honrar la memoria de todas aquellas mujeres que parieron hijos y los perdieron 40 años atrás durante la Guerra Civil fueron determinantes para sacar adelante su proyecto. El 10 de mayo de 1908 se celebró por primera vez una misa dedicada a ellas en la iglesia metodista de St. Andrews en Grafton, West Virginia, y en otras de Filadelfia. El 8 de mayo de 1914, el presidente Woodrow Wilson firmó la resolución que le dio vida oficial a la celebración del Día de la Madre cada segundo domingo de mayo.
Lo que empezó como misas para honrar los esfuerzos de las madres al interior de sus familias terminó un siglo después en la mejor excusa para mover miles de millones de dólares en todo el mundo. Esto plantea varias preguntas: ¿Es necesario gastar semejante cantidad de dinero para expresar amor y gratitud? ¿No sería mejor tomar el ejemplo de Anna Marie Jarvis para impulsar en el país una agenda legislativa que proteja los derechos de miles de mujeres en tránsito a la maternidad?
Derechos básicos como la lactancia materna en sitios públicos o la licencia de maternidad remunerada, entre otros laborales, son reconocidos en varios países de Latinoamérica y el mundo. Aquí en Estados Unidos, pese a que este 14 de mayo millones de mamás celebrarán su día, muchas aún reclaman que en vez de claveles, les den sus derechos.
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