¿A qué edad se independizan los jóvenes en cada parte del mundo?
En Estados Unidos, antes de la crisis, se creaban cada año 1,1 millones de nuevos hogares. Ese número ha descendido hasta 450.000 desde el primer cuatrimestre de 2008. “Gran parte de esta bajada se debe a que muchos jóvenes siguen viviendo con sus padres o comparten piso en vez de establecer su propio hogar por su cuenta”, argumenta Jed Kolko, Chief Economist de Trulia hasta 2015.
Según esta empresa, el trabajo es un factor determinante a la hora de vivir sin los padres, pero no el único. El 44% de los jóvenes sin empleo siguen en el hogar familiar, frente al 25% de los que sí trabajan. Aún así, muchos más siguen viviendo con ellos en comparación con las cifras anteriores a la crisis. ¿Será que los salarios actuales no dan para vivir solo o los millennials prefieren gastarse el dinero en viajar y salir con amigos que en pagar un alquiler?
En el caso de México se trata de lo primero. Un estudio de Dada Room, una de las principales webs para encontrar compañeros de piso en Latinoamérica, señala que los sueldos de los licenciados “no alcanzan para la independencia”. Las nóminas fluctúan entre 250 y 500 dólares al mes, mientras el precio medio del alquiler de una habitación es de casi 200 dólares y más de 260 para un apartamento para una persona.
Mientras en Estados Unidos los jóvenes se independizan a los 24 años, en Brasil no lo hacen hasta los 25, en Colombia y Chile a los 27 y en Argentina y México con 28. El récord lo marca Perú, donde se van de casa a los 29 años. Además de la diferencia entre salarios y renta, el retraso en la edad para dejar el nido familiar lo marca también la falta de políticas públicas para incentivar la independencia, algo que sí se da en algunos países de Europa.
Todos los estudiantes en Francia cuentan con una ayuda estatal para la vivienda, la Caisse d’Allocations Familiales, conocida como la CAF. El único requisito es que el apartamento tenga al menos 97 ft2 o 172 si se vive en pareja. El subsidio cubre entre un tercio y un cuarto del alquiler mensual, sea cual sea la renta del inquilino. Estas políticas tienen una repercusión directa en la edad de emancipación, que en Francia se sitúa en los 23 años.
Además, hay otras ayudas como una tarjeta de transporte con la que los jóvenes hasta los 27 años obtienen un 60% de descuento en el transporte en tren o otra para desayunar, comer o cenar en los restaurantes universitarios. Por no hablar de la promoción de la cultura, con la que los universitarios pueden disfrutar de cines, museos y teatros a mitad de precio.
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En el Reino Unido, la Oficina Nacional de Estadística analizó las diferencias entre ingresos y pago de un hipoteca para averiguar por qué los millennials se independizan cada vez más tarde. Resulta que en 1996, el comprador tenía que multiplicar su salario 2,7 veces para adquirir un inmueble. En 2013 ya eran 4,47.
En Europa la media de edad a la que los jóvenes se van de casa es mayor en Estados Unidos, a los 26 años. Pero existen diferencias significativas entre los países que la forman, especialmente entre el sur y el norte del continente.
Suecia bate todos los récords mundiales. Los jóvenes abandonan el hogar de sus progenitores con 19,6 años. Los más tardíos son los croatas, que no se van hasta tener casi 32. Además, según Eurostat, la agencia estadística europea, las mujeres siguen siendo las primeras en independizarse, antes que los varones.
En el sur de Europa, donde la edad varía entre los 26 y los 28, hay factores más allá del económico que justifican la tardanza. Aunque la vivienda supone un 60% de los ingresos en España, cuando lo recomendado es que no supere el 30%, hay motivos culturales. A diferencia de Estados Unidos, en España, Italia o Grecia las familias se entienden de otra manera y el valor que se da a vivir con los padres es mayor que en otros países.
Los hombres se independizan antes que las mujeres en Japón, pero aún así, la demora en salir del hogar aumenta desde los años 70. Entre otras cosas, porque los japoneses cada vez se casan más tarde y por el aumento de gente joven creciendo en áreas metropolitanas. Así lo analiza Toru Suzuki, senior researcher del National Institute of Population and Social Security Research de Japón.
Pero en el país del sol naciente sucede un extraño fenómeno. Medio millón de jóvenes vive aislado por voluntad propia. Sufren hikikomori quienes no salen de su casa en 6 meses, ni para ir a la escuela o quedar con amigos. Aunque se trata de un problema bastante extendido desde los 90, todavía no ha sido reconocido como desorden oficialmente así que tampoco tiene tratamiento. Los médicos creen que las influencias psicológicas y culturales se combinan de manera que los jóvenes creen que tienen que aislarse por completo.
En el mismo camino demográfico se encuentra Corea del Sur, donde la proporción de hogares con hijos mayores de 25 años saltó al 26% en 2010, cuando era sólo del 9% en 1985. Así lo declara un informe del Korea Institute for Health and Social Affairs. A esta generación se la conoce como la tribu canguro, pues dependen de sus padres mientras la graduación universitaria, el empleo o el matrimonio se retrasan.
De acuerdo con un estudio de la consultora CBRE, casi dos tercios de los millennials en Asia-Pacífico viven con sus padres y el 18% no tiene ningún plan de mudarse, principalmente por el inasequible precio de los alquileres. En Hong Kong, uno de los lugares del mundo donde la vivienda es más cara, el 50% de los jóvenes seguía viviendo con sus padres en 2015. Ocupa el primer puesto del ránking junto con India, ambos por delante de Australia -donde la cifra se queda en el 29%-, China o Japón. Soñando con ser independientes o no, los jóvenes lo tienen cada año más difícil para volar del nido familiar.
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