La visita maratoniana del papa Francisco a Cuba y los Estados Unidos llegó a su fin. Y lo hizo en el aeropuerto de Filadelfia, la ultima parada de su viaje.
Tras la multitudinaria misa celebrada por el papa ante cientos de miles de personas en Benjamin Franklin Parkway, el Sumo Pontífice puso rumbo al aeropuerto donde en un encuentro con voluntarios y sus familias agradeció al país y a los encargados de su visita todos su trabajo y su gran acogida.
“Mis días con ustedes han sido breves pero llenos de gracia. Yo también he rezado por ustedes. Quiero que sepan que como me preparo para marchar, lo hago con el corazón lleno de gratitud y de esperanza. Os estoy agradecido a todos los que han trabajado tan duro para hacer mi visita posible y han preparado el Encuentro Mundial de las Familias”, confesó el papa Francisco.

Hasta allí se desplazó también el vicepresidente Joe Biden y su familia; el alcalde de Filadelfia, Michael Nutter; y el gobernador de Pensilvania, Tom Wolf; parte de la comitiva encargada de despedir al papa Francisco.

Para todos ellos también tuvo el papa unas palabras de gratitud: “Señor vicepresidente, le pido que vuelva a transmitir mi gratitud al presidente Obama y a todos los miembros del Congreso de los Estados Unidos, junto con la promesa de que rezaré por todos los americanos”.

El papa también aprovechó su último discurso en el país para hacer un balance de su visita a los Estados Unidos: “Fue especialmte conmovedora para mi la canonización de San Junípero Serra, que nos recuerda a todos la llamada a ser misioneros discípulos. También lo fue encontrarme con mis hermanas y hermanos en la Zona Cero, un lugar que habla de una manera poderosa sobre el misterio de la maldad. Dejadme que os diga que la maldad nunca tiene la última palabra y que está entre los planes de Dios que el amor y la paz triunfen sobre todas las cosas”.

No desaprovechó la oportunidad para pedir a los presentes que “no dejen que el entusiasmo por Jesús y por su Iglesia, nuestras familias y la sociedad se seque”.  Finalizando su discurso entre aplausos tras su “Dios bendiga a América”.

De la misma manera que cuando aterrizó, a pie de pista le despidió un reducido grupo de invitados. También una banda.

A las 19.35, hora local en Filadelfia, y tras bendecir por última vez la ciudad; el papa Francisco se despidió de ella y de los Estados Unidos, para poner rumbo a casa.