Así se potalibiliza el agua que se bebe en Filadelfia
El agua que bebe la ciudad de Filadelfia es de una alta calidad. Así lo asegura el último informe elaborado por el Philadelphia Water Department para el año 2015.
Los dos ríos principales de la ciudad, el Schuylkill y el Delaware, son los encargados de abastecer a la ciudad (Filadelfia no recurre al agua subterránea), contribuyendo cada uno con la mitad del agua potable de Filadelfia. En total, unos 947 millones de litros de agua potable cada día que son tratados por los 2.000 empleados que trabajan en tres plantas de tratamiento de agua: Queen Lane (situada en East Falls), Belmont (en Wynnefield) y Baxter (en Torresdale). Dependiendo de su situación, cada una de ellas abastece a una zona de la ciudad.
A pesar de que en su nacimiento los ríos Delaware y Schuylkill, por lo general, están limpios, y de que Filadelfia cuenta con las cuencas hidrográficas más saneadas del último siglo; los diferentes tramos por los que transcurren ambos ríos potencian la acumulación de diferentes sustancias (contaminantes microbianos, contaminantes inorgánicos, pesticidas, contaminantes químicos orgánicos y contaminantes radiactivos) que hacen necesario su tratamiento previo a su consumo.
Así, el agua que llega de los ríos a la planta pasa primero por un proceso de sedimentación por gravedad, que permite que los sedimentos que arrastran a lo largo de curso se asienten. Después es el turno de la desinfección con hipoclorito de sodio para eliminar los organismos causantes de enfermedades. Tras la desinfección es el turno de la coagulación, floculación y ajuste del PH. De nuevo, vuelve a someterse a ese agua a un proceso de sedimentación por gravedad y desinfección; seguido de un filtrado (elimina partícula microscópicas).
Antes de su salida hacia los domicilios se produce un tratamiento final que comprende la inclusión de flúor (para prevenir el deterioro de los dientes), ortofosfato de cinc (prevenir la corrosión de las tuberías a su paso) y amoniaco (para mantener su desinfección).
La presencia de plomo es uno de los aspectos que más preocupa a Philadelphia Water Department, por lo perjudicial de este compuesto para la salud de las personas. La principal fuente suelen ser la tuberías más antiguas fabricadas con plomo. Reducir los efectos corrosivos del agua corriente en los materiales que contienen plomo es el principal esfuerzo que realiza Philadelphia Water Department. Además, cada tres años la empresa analiza muestras de 50 tuberías fabricadas por plomo a lo largo de la ciudad en busca de este compuesto.
Todos los procesos destacados en el informe 2015 del Philadelphia Water Department propician, según el organismo, que la ciudad disfrute de ¨un agua potable de alta calidad permanente¨.
Sin embargo, desde este informe advierten: ¨Es posible que algunas personas sean más vulnerables a los contaminantes presentes en el agua potable que la población en general. Las personas inmunodeprimidas (como los pacientes con cáncer que se someten a quimioterapia, las personas que recibieron un trasplante de órganos, los enfermos de VIH/SIDA y otros trastornos del sistema inmunitario), algunas personas de edad avanzada y niños pequeños pueden correr un riesgo mayor de sufrir infecciones. Estas personas deben consultar a sus proveedores de atención médica sobre el consumo de agua potable¨.
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