¿El renacer de los Phillies?
Es muy tarde para fanatizar que una marca de 7-4 en los primeros 11 juegos bajo su nuevo manager Ryne Sandberg salve la temporada para los Phillies y es muy temprano para creer que la Ciudad del Amor Fraternal comenzará una nueva época dorada de béisbol pronto.
Sin embargo, es bonito ver de nuevo a los Phillies jugar bien.
"Estamos fajándonos un poquito más, jugando fuerte de principio a final, ejecutando las cosas básicas", dijo Cliff Lee a los medios luego de que ganara un partido 2-1 contra los Mets en Nueva York.
Lee sonaba como un hombre rescatado de un naufragio. El abridor zurdo solía perder juegos cerrados por falta de apoyo de sus compañeros antes de la era de Sandberg.
Lee trató de no criticar a su antiguo jefe Charlie Manuel y a sus compañeros de equipo, pero reiteró: "Yo no soy un tipo que cree que los dirigentes ganan o pierden juegos para nosotros. Yo no creo que es la culpa de Charlie que perdimos tanto y no creo que Sandberg es quien nos está ganando los juegos, honestamente. Pero creo que Sandberg ha infundido un estado mental de jugar con más ganas y eso es lo que hemos estado haciendo".
El abridor quien tiene marca de 11-6 con efectividad de 3.07 con 164 ponches en 178.2 entradas y quien había perdido sus últimas cuatro decisiones antes de su triunfo en la Gran Manzana cantó verdades que fueron más dañinas contra sus compañeros de equipo que contra Manuel. Lee insinuó que los jugadores abusaron de la confianza de Charlie y no jugaron tan fuerte como podían.
El beisbol es un deporte difícil: sus bateadores fracasan más que triunfan. Un bateador falla en siete de 10 ocasiones y es considerado una estrella. Lo importante es mantener la cabeza en alto cuando tropiezas y no ponerte presión. Los jugadores tienen que mantenerse sueltos. Es importante exhibir paciencia y confianza en tiempos difíciles.
El reto es que a veces los jugadores se ponen demasiado sueltos. Manuel le dio tanta soga a sus peloteros que no supo como evitar que se ahorcaran con tanta cuerda.
Sandberg le dio frente al problema. Este puso a sus jugadores a rienda corta: exigió que sus peloteros se reportaran al estadio a las 3:00 p.m. (una hora antes de lo que exigía Manuel y la mayoría de los dirigentes de Grandes Ligas) cuando los Philies están programados a jugar a las 7:00 p.m. El nuevo piloto también pidió que todo el equipo se parara al frente del dugout cuando se canta el himno nacional antes de cada partido. Dichos requisitos no son puro artificio. El nuevo manager tuvo reuniones individuales con sus jugadores y en sus conversaciones con la prensa no temió en criticar a sus estrellas.
Como miembro del Pabellón de la Fama, Sandberg recibe el respeto de los jugadores y no ha temido en explotar esa pleitesía. Es sumamente difícil ser un pelotero de Grandes Ligas pero dentro de esos círculos es mucho más irrealizable lograr la consagración de Cooperstown. Cuando Sandberg habla, los peloteros escuchan.
Ser un miembro del Pabellón no le da a nadie una garantía de ser un gran piloto. Hay muchos ejemplos en la historia de eso. Hasta el momento, Sandberg ha tenido éxito.
En menos de dos semanas, Sandberg se asentó como el patrón del equipo y estableció una nueva ética de trabajo. Veremos cuanto dura la nueva onda entre los Phillies.
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