Taller Puertorriqueño busca llevar el arte a los más pequeños
El intenso sol de junio cubre el panorama de concreto y asfalto caliente en el norte de Filadelfia. La humedad le da al aire un sabor a ciudad. Un niño corre hacia adentro de un edificio en las calles 5 y Huntingdon, y saluda rápidamente a la recepcionista en su camino al bebedero. Otros miembros del personal también le dan la bienvenida y le dicen que tenga cuidado con el calor. Ese niño es la razón por la que existe ese edificio. Se trata de Taller Puertorriqueño.
La organización cuenta con dos edificios. En uno de ellos, localizado en la esquina de las calles 5 y Huntingdon, están los programas educacionales y el Teatro Roberto P. Hernández. En el otro, una cuadra al norte, está la librería y tienda de artesanías Julia de Burgos, una galería, y las oficinas administrativas.
Taller Puertorriqueño fue fundado en 1974 por un grupo de artistas latinos que buscaba llevar el arte a la comunidad y motivarlos a que formaran parte del mundo del arte. Particularmente buscaban mostrar el arte de los menos afortunados y ofrecerles un lugar a los jóvenes para crecer y aprender.
José Avilés, director de educación de Taller Puertorriqueño, está a cargo de los programas para niños, entre los cuales ofrecen acceso a computadoras y herramientas de investigación que pueden usar para actividades relacionadas a la escuela o independientes de esta.
El centro ofrece un Programa de Exploración para Niños, que ha sido dividido en dos grupos.
El Grupo de Concienciación Cultural es un programa para los niños más pequeños de cinco a 10 años de edad. El Grupo de Exploración Cultural Avanzada, el cual es el más grande de los dos, es para niños de 11 a 15 años de edad.
"Ambos programas del Programa de Exploración Cultural ofrecen actividades después de clases, campamentos de verano, talleres y clases de arte durante todo el año", dijo Avilés. "Cada año tenemos un show de talento que es muy popular".
La nueva gerente de Enriquecimiento Cultural y de Instalaciones, Gabriella Sánchez, quien también da clases de teatro, habló de su pasión por ayudar a los niños y los retos que enfrentan.
"Hay una realidad respecto a lo que estos niños enfrentan día a día", dijo Sánchez en referencia a los retos del barrio en que se encuentran. "Tenemos que tener compasión, amor y entendimiento, y darles más atención de uno a uno porque puede que no tengan los mismos recursos que otros niños en el centro de la ciudad u otras partes de la ciudad".
Tanto Sánchez como Avilés se graduaron de high school y de universidad con un enfoque en las artes y se han desempeñado en esta rama desde entonces, así como lo hacen ahora en Taller Puertorriqueño.
"Creo que a los niños les gusta mantenerse activos y hay que mantenerlos ocupados porque en el momento que dejas de involucrarlos, pueden perderse", dijo Sánchez. "Tenemos muchos programas, no solo en las artes visuales, sino de teatro, danza, y esperamos tener uno de canto".
Avilés y Sánchez consideran que las redes sociales están jugando un rol cada vez más importante en el desarrollo de los niños de hoy en día.
"Los niños están muy involucrados con las redes sociales", dijo Avilés. "Desalentar el uso del internet solo nos separa más generacionalmente, así que es importante entender cómo lo usan para crecer juntos".
Por su parte, Sánchez agregó que "la mayoría de niños tienen un iPhone o un teléfono inteligente que es prácticamente como una computadora pequeña, así que eso los prepara para usar los programas más nuevos en computadoras".
La galería de taller puertorriqueño actualmente tiene una exhibición de fotografías tomadas por participantes de un programa de intercambio que une a estudiantes del norte de Filadelfia con Colombia.
Por otra parte, en la librería Julia de Burgos, que es una de las pocas librerías bilingües en la ciudad, se pueden encontrar libros de cocina, historia y arte.
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