El puente está quebrado...
Cuando leí que el Comité de Asesoría de Transporte (TAC) del gobernador de Pensilvania, Tom Corbett, publicará su reporte el primero de agosto, me sorprendí y tuve que leerlo dos veces.
Creí que ya teníamos un TAC y que ya se había publicado su reporte.
Cuando ingresé en la página web del Departamento de Transporte de Pensilvania (PennDOT), encontré toda una sección dedicada al TAC.
Resulta que yo estaba equivocado. El gobernador Corbett en realidad no tiene un Comité Asesor de Transporte, tiene un Comité Asesor de Fondos de Tranporte.
Se trata de un grupo de 36 miembros encargados de desarrollar tácticas para recaudar apoyo financiero, dirigido a un fondo de mantenimiento llamado 'Motor License Fund' (MLF), algo que muy poca gente conoce.
Este último, que suma un total de $3,5 mil millones al año, provee los fondos para que PennDOT y la Policía Estatal operen. Es de donde se obtiene el dinero para reparaciones y reconstrucción de los puentes y carreteras del estado. Y vaya que Pensilvania tiene puentes y carreteras: 40.000 millas en caminos y 26.000 en puentes.
Pero este fondo tiene problemas, no cuenta con dinero suficiente para hacer su trabajo.
El año pasado, el TAC estimó que no ni siquiera alcazamos los $3,5 mil millones anuales necesario para el mantenimiento de nuestras vías.
De acuerdo con otro estudio, ocupamos el deshonroso primer lugar en puentes rotos gracias a que uno de cada cuatro se encuentran en estado "deficiente".
Al hablar de puentes con "estructura deficiente" solo se pueden hacer cuatro cosas: reparar, reemplazar, cerrar o derribar. Sin embargo esto no se trata de un asunto político, es una realidad de ingeniería.
El cómo pagar por estas reparaciones es, por supuesto, un asunto político. El fondo de mantenimiento MLF obtiene la mayoría de sus ingresos por parte de varios impuestos de combustibles líquidos (incluyendo el impuesto de 32,3 centavos por galón), así como la cuota de licencias de vehículos.
De esta manera, si se busca reunir recursos para este fondo, se tendrá que aumentar los impuestos y cuotas dedicadas a alimentar el MLF. Y justamente eso fue lo que el TAC, una creación de Ed Rendell, recomendó el año pasado.
Así lo dijo el TAC: "Año tras año existen más infraestructuras y servicios deficientes, en comparación con los fondos para su mantenimiento. El desarrollo atrasado de proyectos críticos dificulta la competividad económica del estado".
Nadie discute la naturaleza ni la extensión del problema, incluso el gobernador Corbett ha admitido que el estado descuida la reparación de sus carreteras y puentes.
Él mismo ha pedido al comité que desarrolle una estrategia para recaudar fondos, con el aumento del impuesto de gasolina como única restricción.
Cuando seis de cada diez centavos recaudados para el MLF proviene de los impuestos del combustible, ¿cómo se reúnen los varios miles de millones que se se necesitan cada año?
Obtener solamente el dinero de las cuotas significaría un aumento astronómico.
Después de todo los contribuyentes pagan, y si se triplica el costo de registro de automóviles por ejemplo, definitivamente serán afectados.
Esto es un tema delicado para Corbett, ya que la mayoría de las carreteras y puentes se encuentran en condados rurales y suburbios. El condado de Filadelfia por ejemplo, ocupa el lugar 54 de 67 condados en millas de carreteras estatales. La ciudad cuenta con 360,5 millas en carreteras, mientras que Chester tiene 1.021 millas.
Pese a todo, hay una manera para recuperar buena parte de esos fondos: sacar a la Policía del MLF y ponerla de regreso en el fondo general del estado, el cual paga por la mayoría de las operaciones del gobierno.
Haber puesto a la Policía a depender del MLF fue una maniobra del exgobernador Rendell, una estrategia para quitar el gasto de $500 millones al año.
Incluir de nuevo a la Policía en el fondo general abriría $500 millones más para puentes y carreteras. Pero, ¿cómo pagaríamos por la Policía estatal?
Una posible respuesta se puede encontrar en las más recientes gráficas que demuestran que Pensilvania terminó el pasado año fiscal con $785 millones de plusvalía, gracias al incremento en el recaudo de impuestos.
Corbett se negó a gastar parte de esta plusvalía y prefirió reducir en mil millones el presupuesto dirigido a la educación.
Esta acción demostró las prioridades del Gobernador: en lugar de tener ese dinero para educación, lo quiere para la reparación de caminos y puentes.
Una vez que el TAC publique su reporte tendremos una noción sobre la estrategia del gobernador.
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