Una nueva investigación ha revelado que la gota, una forma dolorosa de artritis, está principalmente causada por la genética y no tanto por el estilo de vida, como se había creído tradicionalmente. Este descubrimiento desafía la visión prevalente de que la gota es una "enfermedad de los reyes", relacionada con dietas ricas en purinas, alcohol y otros hábitos poco saludables.

El enfoque tradicional sobre la gota

Históricamente, la gota se ha vinculado al consumo excesivo de alimentos ricos en purinas, como carnes rojas, mariscos y alcohol. Estas purinas aumentan los niveles de ácido úrico en el cuerpo, lo que puede llevar a la formación de cristales en las articulaciones, desencadenando los dolorosos ataques de gota. Por esta razón, se ha recomendado a los pacientes con gota seguir dietas estrictas y evitar ciertos alimentos para reducir sus síntomas.

Dado que en el pasado la enfermedad era común entre las clases adineradas, se le ha asociado con la opulencia y los excesos en la dieta. Sin embargo, este nuevo estudio revela que, aunque el estilo de vida juega un papel en la enfermedad, la genética es el factor predominante.

La investigación sobre la genética y la gota

Este estudio reciente, que analizó datos genéticos y de salud de miles de personas, identificó que ciertas variantes genéticas influyen en la forma en que el cuerpo procesa el ácido úrico. Los investigadores encontraron que algunas personas tienen una predisposición genética que afecta la capacidad de los riñones para eliminar eficazmente el ácido úrico, lo que conduce a su acumulación en el cuerpo y al desarrollo de la gota.

Comparando individuos con dietas similares pero diferentes resultados en cuanto a la enfermedad, el estudio concluyó que la genética tiene un impacto más significativo en el desarrollo de la gota que los hábitos alimenticios. Esto ha cambiado la comprensión de la gota, resaltando la necesidad de prestar atención a los antecedentes familiares y la predisposición genética.

Impacto en el tratamiento y la prevención

Este hallazgo puede cambiar el enfoque en la forma de tratar y prevenir la gota. En lugar de centrarse únicamente en las restricciones dietéticas, los médicos podrían recomendar monitoreo genético para detectar la predisposición a la enfermedad y personalizar los tratamientos. Esto también ayuda a reducir el estigma asociado con la gota, ya que muchos pacientes se han sentido culpabilizados por sus hábitos de vida, cuando en realidad la genética juega un papel clave.

El papel del estilo de vida sigue siendo importante

Si bien la genética es el principal factor detrás de la gota, el estilo de vida sigue siendo relevante. Una dieta saludable, la reducción del alcohol y mantenerse hidratado son esenciales para prevenir ataques, especialmente en quienes ya tienen predisposición genética.

Conclusión

La nueva investigación sobre la gota destaca el papel dominante de la genética en el desarrollo de esta enfermedad, lo que cambia significativamente la manera en que se debe abordar su prevención y tratamiento. Aunque el estilo de vida sigue siendo importante, este hallazgo permite un enfoque más equilibrado, personalizado y menos estigmatizante para los pacientes.