Además de compartir una frontera de 1.954 millas, Estados Unidos y México son dos países estrechamente vinculados. 

Los hispanos son el mayor grupo minoritario de Estados Unidos y la mayoría de ellos son de origen mexicano. Según un análisis del Pew Research Center, en 2017 había 36,6 millones de personas de origen mexicano viviendo en Estados Unidos.

Por detrás de China, México es el mayor socio comercial de EE.UU. Suponen el 14,3% del total del comercio exterior estadounidense a diciembre de 2020. 

Ambos países celebraron la firma del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA) en diciembre de 2019. Sustituye al acuerdo de bloque comercial trilateral de 1994 llamado Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado bajo el presidente Bill Clinton. 

El TLCAN permitió la entrada de productos estadounidenses fuertemente subvencionados en los mercados mexicanos, dejando a los agricultores incapaces de competir con precios más bajos. 

Sin embargo, miembros de ambos partidos en Estados Unidos se quejaron de que el acuerdo facilitaba el traslado de las empresas manufactureras a México, lo que repercutía en la vida de los trabajadores del Cinturón del Óxido.  

Estuvieron en desacuerdo a lo largo de los últimos cuatro años, pero a la hora de revisar el TLCAN, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el expresidente Donald Trump se mostraron firmemente de acuerdo. 

El Presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador realizó su primer viaje al extranjero como jefe de Estado cuando visitó a Trump para celebrar la entrada en vigor del USMCA el pasado julio. 

Ese día sólo se intercambiaron palabras de admiración entre los dos mandatarios, pero todavía había tensiones subyacentes. 

Tanto en ese momento como ahora, las naciones aliadas tenían las tasas más altas de muertes por COVID-19 en el mundo. Esto llevó al expresidente Trump a cerrar la frontera con México para todos los viajes no esenciales. 

AMLO fue amenazado por su homólogo estadounidense en la primavera de 2019 con aumentar los aranceles a los productos mexicanos, lo que habría provocado una guerra comercial. Esta advertencia se utilizó para presionar a México para que frenara el flujo de migrantes centroamericanos que intentan pedir asilo en Estados Unidos. 

En 2021, los retos que encontrará el próximo embajador de Estados Unidos en México serán monumentales. 

Entre ellos, ayudar a controlar la migración desde Centroamérica, asegurarse de que se cumplan las nuevas regulaciones laborales del USMCA y supervisar el proceso de vacunación en México para que el comercio y el turismo mutuos puedan ampliarse a medida que la pandemia llega a su fin. 

El Presidente Joe Biden lleva más de un mes en el cargo, pero aún no ha nombrado al sustituto del exembajador Christopher Landau. 

John S. Creamer, diplomático de carrera, es actualmente el encargado de negocios en el país vecino.  

El Secretario de Estado de Biden, Antony Blinken, es alguien que cree en la necesidad de fortalecer la relación entre los tres gigantes norteamericanos. El 26 de febrero, Blinken realizó su primera visita virtual a México y Canadá para discutir la reapertura de la frontera para viajes no esenciales. 

Blinken también forma parte de un grupo de trabajo que colabora con los departamentos de Estado y de Salud y Servicios Humanos para reunir a las familias separadas en la frontera debido a la política de "Tolerancia Cero" de Trump. 

El Presidente Biden ya ha contratado a la exembajadora de Estados Unidos en México bajo la Administración Obama, Roberta Jacobson, para formar parte de su Consejo de Seguridad Nacional. 

Como nueva coordinadora de la frontera suroeste, ayudará a aplicar las políticas de asilo de la administración para acelerar el proceso de las familias migrantes que presentan solicitudes y esperan en México. 

Jacobson también trabajará para mejorar las relaciones entre Washington, México y los gobiernos centroamericanos. 

En un artículo de opinión para el Washington Post, León Krauze, presentador principal de la emisora KMEX de Univisión en Los Ángeles, dice que dos políticos experimentados de ascendencia mexicana son posibles candidatos para asumir las funciones que conlleva ser el diplomático del segundo mayor socio comercial de Estados Unidos. 

El primer nombre fue candidato demócrata a la presidencia en 2020 y sirvió como Secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano con el presidente Obama. 

Julián Castro esbozó muchos puntos de vista progresistas hacia la política exterior latinoamericana en el ensayo de campaña, y aportaría esa misma energía al papel. 

Su "Plan Marshall" del siglo XXI" para Centroamérica era el tercer componente de su política de inmigración. Esperaba emular la iniciativa del general George C. Marshall, que ayudó a reconstruir e invertir en Europa Occidental tras la Segunda Guerra Mundial. 

El plan de Castro habría incrementado la ayuda a los países del Triángulo Norte y pedido más transparencia con sus gobiernos para aumentar la estabilidad en la región. 

Reconoce que Estados Unidos tiene parte de la culpa de la crisis migratoria por recortar selectivamente la ayuda exterior, explotar los recursos naturales en acuerdos comerciales desfavorables y apoyar las intervenciones militares en América Latina. 

"Tenemos que ser honestos acerca de cómo Estados Unidos tiene un pasado accidentado en algunos de estos países. Tenemos que reconocerlo, y entender y tratarlos como naciones soberanas e iguales. No podemos actuar como si pudiéramos dictarles cómo van a ser dirigidos o qué va a pasar en América Latina", dijo el excandidato presidencial a Vox.  

Esto le hizo estar en contra de una intervención militar en Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro y criticar que Trump deshiciera los esfuerzos de Obama para reabrir las relaciones con el país insular de Cuba. 

Castro tenía opiniones detalladas, pero carecía de experiencia en política exterior. 

Se rumorea que el político tejano se enfrentará al senador Ted Cruz por su escaño en 2024. Ser nombrado embajador de EE.UU. en México puede elevar su perfil de nuevo y aumentar la probabilidad de que gane a Cruz.  

Bill Richardson es el otro nombre que se baraja para el alto cargo diplomático. 

El exgobernador de Nuevo México y candidato a la presidencia en 2008 ha estado fuera de los cargos electos desde 2011, pero aportaría experiencia internacional al puesto.    

Mientras estuvo en el Congreso, Richardson fue un ávido defensor del TLCAN y le dio al Presidente Clinton un canal no revelado para negociar con el presidente mexicano Carlos Salinas de Gortri. Estos esfuerzos hicieron que México le concediera el Premio Águila Azteca, el mayor honor del país para un extranjero. 

Antes de encabezar la misión de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, se reunió con los líderes Fidel Castro y Alberto Fujimori, de Cuba y Perú respectivamente, para abogar por la liberación de los presos políticos. 

Sin embargo, los progresistas pueden estar preocupados por los cargos anteriores de este hombre de 73 años en varios consejos de administración y empresas asesoras como Kissinger McLarty Associates (dirigida por el ex secretario de Estado Henry Kissinger) y Diamond Offshore Drilling Inc. 

Estar asociado con el jefe de Estado que apoyó el golpe militar contra el presidente socialista chileno Salvador Allende en 1973 y con un contratista de perforaciones en alta mar que se opone a nuevas restricciones ambientales perjudicaría sus posibilidades de ser nominado.    

Dos meses después de que Trump asumiera el cargo, Richardson dijo a NPR antes de testificar frente a un subcomité del Senado para el muro entre Estados Unidos y México que creía que la relación entre Estados Unidos y México estaba en un estado frágil. 

"Bueno, mi mensaje es que debido a la referencia del presidente Trump sobre el muro -México va a pagar por él, el TLCAN necesita ser renegociado, vamos a deportar a millones de estadounidenses de vuelta a México- que la relación entre Estados Unidos y México está en la peor forma que he visto en los últimos 35 años", dijo.