Desde su campaña presidencial, Donald Trump ha insistido en deslegitimizar la base científica detrás del Cambio Climático.

En el 2012, Trump escribió en Twitter que todo el debate en torno al efecto del hombre sobre la naturaleza era “una conspiración de China para hacer Estados Unidos menos competitivo”, y después de su inauguración decidió retirarse del Acuerdo Climático de París.

Por su parte, la política de su Administración se ha enfocado en recortar los fondos a la Agencia de Protección Ambiental (EPA), en aprobar proyectos de explotación minera que afectarían gravemente el ambiente y a designar a magnates como Rex Tillerson o negacionistas como Rick Perry a puestos importantes.

Tan sólo hace falta ver el desempeño del ex administrador de la EPA, Scott Pruitt, quien intentó desmantelar las regulaciones de aire limpio y el Clean Power Plan de Barack Obama.

La decisión del presidente de reactivar las minas de carbón y de explotar los recursos energéticos basados en combustibles fósiles le han transformado en uno de los presidentes más anti-ambientalistas de los últimos años.

Sin embargo, a pesar de su insistencia por restarle credibilidad al cambio climático, el reporte obligatorio del Congreso publicado el día viernes, llamado el National Climate Assessment, expone los resultados de la investigación de 13 departamentos federales y agencias, quienes determinaron que “los efectos del cambio climático ya han llegado a Estados Unidos”, según reportó el Washington Post.

Ellos incluyen “una probabilidad cada vez mayor de eventos como incendios forestales mortíferos y huracanes debilitantes que han dominado las noticias en los últimos meses”, explica el medio.

A pesar de los esfuerzos del gobierno por hacer pasar por debajo de la mesa el reportaje – después de todo, fue publicado intencionalmente durante el Black Friday – la noticia estuvo en todos los medios nacionales, y los descubrimientos vuelven a contradecir al presidente y ponen en evidencia la maquinaria mediática de la Administración.

El documento de 1.656 páginas, “es el estudio científico más completo hasta la fecha y detalla los efectos del calentamiento global en la economía, la salud pública, las costas y la infraestructura de Estados Unidos”, explicó el New York Times. “Describe en detalle cómo el calentamiento del planeta causará cientos de miles de millones de dólares en daños en las próximas décadas”. 

Asimismo, los especialistas conectan directamente las fallas en los cultivos en el Oeste del país y la devastación de los huracanes en el Sur, advirtiendo que “las exportaciones y cadenas de suministro estadounidenses podrían verse afectadas, los rendimientos agrícolas podrían caer a los niveles de la década de 1980 para mediados de siglo y la temporada de incendios podría extenderse al sudeste”.

Este segundo tomo del reporte climático es un documento obligatorio que debe publicarse por ley cada cuatro años. Si bien el gobierno no ha dado señales de intentar modificar el texto, se prevé que el presidente seguirá con su discurso descalificador a pesar de los descubrimientos.

Aún así, este reporte es una herramienta clave para la nueva Cámara de Representantes, quien podrá impulsar medidas para controlar los esfuerzos del gobierno en desmantelar las políticas de protección medioambiental.