La insistencia de la nueva Administración en separarse radicalmente de todo por lo que apostó el gobierno de Barack Obama, pareciera estar yéndose de las manos.

Lo que una vez fuera un “paso histórico en la lucha contra el cambio climático”, es ahora una pérdida de dinero para Donald Trump y una amenaza para los intereses privados de sus secuaces.

Según reporta El País, la “Orden Ejecutiva de Independencia Energética” reemplazaría el “Plan de Acción del Clima”, cuyo interés fundamental era la “reducción de las emisiones de gases contaminantes por el sector del carbón”. Esta decisión haría casi imposible que los Estados Unidos cumpliera con los compromisos adquiridos en el pacto de París, respaldado el año pasado por 195 países.

El argumento para tal reforma es el de la producción “masiva” de nuevos puestos de trabajo, reduciendo las inversiones en las medidas de protección ambiental y “atender el ambiente e incrementar la independencia energética al mismo tiempo”, lo que reafirma que el nuevo gobierno tiene por plan gubernamental una administración de una macro-empresa, poniendo la economía y el enriquecimiento de unos cuantos, por encima de los valores medioambientales y el compromiso con el desarrollo internacional.

El Director de la Oficina de Administración y Presupuesto, Mick Mulvaney, quien resumió el proyecto frente a los medios el día de ayer, aseguró que si bien el asunto climático merece atención, “creo que el Presidente ha sido muy claro en que no perseguiremos políticas de cambio climático que pongan en riesgo la economía del país. Es así de simple”, según reportó CNN.

Lo que más llama la atención de las declaraciones de Mulvaney fue su distinción entre “ciencia” y cambio climático, haciendo eco de la postura de incredulidad de la administración Trump frente al cambio climático como un hecho científicamente comprobado.

El Presidente Trump ha incluso asegurado (a través de su cuenta en twitter) que el calentamiento global es una “invención china”, y sus intereses económicos van tan lejos como para haber nombrado como secretario de Estado al expresidente de Exxon Mobil, la mayor petrolera del país, como continúa El País.

Haciendo eco de esta retórica fundada en la más pura ignorancia, Mulvaney sentenció que “asegurar que la economía crezca y se fortalezca y que haya prosperidad, es la mejor manera de proteger el ambiente”.

Pero los activistas ambientales no se han quedado callados. Tom Steyer, presidente de NexGen Climate, dijo en unas declaraciones que “estas acciones son un ataque a los valores Americanos y ponen en peligro la salud, la seguridad y la prosperidad de cada ciudadano. Trump está deliberadamente destruyendo programas que crean trabajos y que protegen nuestro aire y agua, todo por permitir que los contaminadores corporativos se enriquezcan a nuestras expensas”, como ha reportado CNN Politics.

Andrew Steer, Director Ejecutivo del World Resources Institute, aseguró que la orden ejecutiva de Trump demuestra una “falta de liderazgo para proteger la salud, la economía y el ambiente de los Americanos”.

Mulvaney también aseguró que estos cambios no significan que la administración no tomará medidas para proteger el ambiente, pero no supo argumentar precisamente sobre cuales serán las medidas o si la administración está consciente de que el cambio climático es causado por la mano humana.

Estos cambios también respaldarían las perspectivas del Administrador de EPA, Scott Pruitt, quien frecuentemente demandó a la organización que ahora dirige, durante su período como Fiscal General en Oklahoma. Pruitt ha hecho eco también de la falta de información y conocimiento científico de la administración al argumentar en una entrevista con CNBC que el dióxido de carbono no es el “contribuyente principal” al cambio climático, una aseveración que va en contra de cualquier investigación científica.

Pruitt acompañará a Trump en la tarde del día de hoy al firmar la Orden en la Agencia de Protección Ambiental, junto con el Secretario de Interior Ryan Zinke y el Secretario de Energía Rick Perry.