El legado del movimiento Black Lives Matter y las luchas sociales de los últimos años estaban sobre la mesa en estas elecciones no sólo en la forma de representación parlamentaria sino también, concretamente, a través de 129 medidas electorales que ayudarán a definir el futuro de la nación. Varias de ellas profundamente relacionadas con el racismo y la transversalidad prosperan con los apoyos necesarios. 

Algunas de las medidas que también han avanzado están relacionadas con el uso de drogas terapéuticas y recreativas, con la re-introducción del lobo gris en Colorado o con la policía. Y es que ha sido un año de proposiciones profundamente sociales -hasta 43 parten de la iniciativa ciudadana- que deberán articularse en la forma de reformas legales, enmiendas constitucionales o futuros referendos. 

Alabama ha aprobado cinco de seis enmiendas, intentando dejar atrás cierto sesgo sureño, y la única que no ha funcionado es la que pretendía modificar “todos los ciudadanos” por “solo los ciudadanos” para dejar a los indocumentados atrás. Las que prosperaron implican modificaciones lingüísticas para mejorar ciertas expresiones constitucionales alabadas por el supremacismo blanco que ya no tenían espacio en la sociedad actual. 

Nebraska y Utah aprobaron similares medidas de reforma lingüística, con un 68% y un 81% de apoyos, eliminando así las referencias a la esclavitud y reemplazando el lenguaje de género por expresiones neutras, como convertir “todos los hombres” por “todas las personas”. Movimiento idéntico al de Rhode Island que borrará la referencia a las plantaciones de algodón de su denominación oficial que todavía databa del tiempo de las colonias y su fundación en 1643. 

La tercera de las propuestas en Misisipi supone el cambio de la bandera confederada con un 71% de votos a favor pese a que, en 2001, esa misma medida fracasó con el 64% de los votos en contra. Otra importante medida antirracista de Misisipi que ha prosperado con el 78% de apoyos ha sido la supresión de la regla electoral de 1890 que limitaba el ascenso de personas negras a los cargos de gobernadores. 

Algunas de ellas han tardado hasta casi cuatro siglos, otras resultan insuficientes y las hay que han pasado con un apoyo que ejemplifica la polarización al respecto pero, sea como fuere, parece que por lo menos de momento puede sentirse el aliento de las luchas sociales en las urnas y sobre los legisladores.