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El secretario general de la ONU, António Guterres, y el ministro del Exteriores de Arabia Saudita, Adel al Jubeir. UN Photo / Manuel Elias. Fuente: https://actualidad.rt.com/
El secretario general de la ONU, António Guterres, y el ministro del Exteriores de Arabia Saudita, Adel al Jubeir. UN Photo / Manuel Elias. Fuente: https://actualidad.rt.com/

La ONU se gasta el peor chiste contra la igualdad de género

El Consejo Económico y Social de la ONU eligió el 19 de abril a Arabia Saudita como miembro secundario de la Comisión Sobre el Estatus de la Mujer, para el…

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A pesar de que Arabia Saudita está calificada en el puesto 141 de 144 en el reporte del Foro Económico Mundial (2016) sobre la diferencia de género global, y es hoy por hoy uno de los peores países para ser mujer, la Organización de Naciones Unidas ha integrado al país del golfo Pérsico al cuerpo intergubernamental que se dedica a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.

La ironía de la organización pareciera retar al más crudo sentido común, y envía un contundente mensaje sobre su posición frente a la desigualdad entre los géneros a nivel mundial.

Según reporta U.N Watch, Arabia Saudita fue elegido a través del voto secreto por el Consejo Económico que cuenta con 54 miembros. “Normalmente las nominaciones en ECOSOC se deciden a puertas cerradas dentro de los grupos regionales, pero esta vez Estados Unidos forzó una votación, en contra de los deseos de China”, continúa el portal.

“Un bombero pirómano”

El machismo y la misógina de la que ha sido vocera Arabia Saudita, tiene un gran historial en casos internacionales de persecución y violencia contra la mujer. Para empezar, si un hombre y una mujer no son familia no pueden ir caminando juntos por la calle; la mujer tiene prohibido el derecho a conducir y debe encontrarse bajo tutela permanente de un hombre (bien sea su padre, hermanos o marido).

A principios de mes se dio a conocer el caso de Dina Ali, una joven saudita de 24 años que huyó del país por ser forzada a casarse y que posteriormente fue deportada por las autoridades Filipinas mientras intentaba llegar a Australia para solicitar asilo. “Dina escribió en su blog que podría ser asesinada al regresar a su familia, pues sus acciones habrían deshonrado su casa”, según indica The Independent.

Se desconoce el desarrollo del estatus de Dina Ali, pero Bloomberg recibió una noticia de que la joven se encontraba detenida en un centro para mujeres menores a 30 años.

El medio inglés ha resumido varios casos similares al de Dina, como el de la Princesa Saudita que consiguió asilo en Inglaterra tras haber dado a luz a un hijo fuera de su familia, lo que está tajantemente prohibido por la sociedad Saudita.

Asimismo, y de acuerdo al Centro del Golfo por los Derechos Humanos, la activista feminista Maryam Al-Otaibi fue arrestada esta semana tras escaparse de la casa de su padre para vivir independientemente.

“Mientras el país busca su rápida modernización en infraestructura, también ha desarrollado nuevas tecnologías para monitorizar a sus mujeres, incluyendo un sistema que envía un mensaje de texto si alguna de sus familiares intenta dejar el país”, continúa The Independent.

La medida de la ONU no ha pasado desapercibida y ha desencadenado grandes críticas a nivel internacional, siendo la más prominente las declaraciones de Hillel Neuer, director ejecutivo de United Nation Watch, quien declaró que “Es como si un pirómano fuera nombrado jefe de bomberos. Es absurdo”. De la misma manera, Neuer recordó que “cada mujer saudí debe tener un tutor masculino que toma todas las decisiones críticas en su nombre y controla su nacimiento hasta su muerte”, según reporta el diario La Vanguardia.

¿Gato por liebre?

Arabia Saudita es otro país de mayoría musulmana (aunque no está incluido en el veto de Donald Trump) cuyo sistema social se estructura en torno a una teocracia basada en la ley islámica (sharia), que dictamina las limitaciones a las mujeres, aunque el país asegure que “la ley saudita no distingue entre hombres y mujeres”.

La mujer saudí se encuentra condicionada por los códigos de vestimenta que no son de libre elección sino automáticamente impuestos una vez que la mujer entra en la pubertad.

La pregunta que todos nos hacemos es ¿cómo fue posible que Arabia Saudita fuera escogida a través de un sistema de votación para pertenecer a un órgano que pretende contrarrestar impedimentos sociales como los que su sociedad impone tan fehacientemente?

Si bien la votación fue hecha de manera secreta, UN Watch cree que al menos 15 de los 54 países democráticos miembros (incluyendo cinco miembros de la Comunidad Europea) dentro del Consejo Económico y Social, votaron a favor de Arabia Saudita.

No existe evidencia que pudiera determinar quiénes votaron y quiénes no, pero podría tratarse de una estrategia de apoyo al país del Golfo para otros asuntos, que distan mucho de la igualdad de género.

“Sabemos que ocho de los miembros del Consejo Económico y Social – incluyendo el Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania e Italia – venden armas a Arabia Saudita (…) Además de ser un aliado clave en los conflictos del Medio Oriente, los Estados Unidos son también el segundo importador de petróleo más importante en Arabia Saudita”, agrega The Independent.

Una cruzada sin sentido

La campaña de Arabia Saudita por depurar su imagen misógina y machista no es coherente.

A mediados del mes de marzo, el país creó el primer consejo de mujeres, formado por 13 hombres y ninguna mujer. El Qassim Girls Council, pretendía promover la igualdad de oportunidades en el mundo laboral, pero ninguna mujer se vio representada en la inauguración, tan solo hubo “una video llamada en la que participaron varias mujeres que, al parecer, se encontraban en una sala contigua”, haciendo eco de la tradición musulmana en la que hombres y mujeres no pueden estar reunidos en la misma sala.

El consejo forma parte del nuevo proyecto de modernización saudí Vision 2030, cuya visión es la “determinación de convertirse en una potencia para la inversión global”, lo que sugiere que la disimulación del tono misógino de la nación es tan sólo una estrategia económica para intentar alejarse de la dependencia petrolera de su economía.

Para Arabia Saudita las mujeres no son “sus hermanas” ni son percibidas como iguales ante la ley, son tan sólo una nueva moneda de intercambio para atraer inversores que pasarán por alto las desigualdades y la injusticia, siempre y cuando salgan de allí con los bolsillos llenos.

Habrá que agradecer a los países “democráticos” de las Naciones Unidas por tener tan claros los principios de igualdad y justicia.