El sueño boliviano se llama Ferrocarril Bioceánico
El gobierno de Evo Morales quiere cerrar este año la financiación de una línea de tren que unirá los puertos de Brasil y Perú a través de los Andes bolivianos.
El pasado mes de diciembre, el presidente de Bolivia, Evo Morales, viajó hasta Suiza, corazón montañoso de Europa, con una intención muy clara: conseguir apoyo y financiación para el Ferrocarril Bioceánico, su plan de construir un nuevo enlace ferroviario entre los océanos Atlántico y Pacífico.
Se trata de un proyecto colosal: una línea de 2,330 millas para transportar pasajeros y mercancías entre el puerto de Santos, en Brasil, e Ilo, en Perú, a través del suelo boliviano. El coste aproximado: unos 15 mil millones de dólares.
“Va a ser el canal de Panamá del siglo XXI”, repite a menudo el líder latinoamericano, que llegó a la presidencia de Bolivia en 2006 y busca las formas de perpetuar su gobierno. Morales cree que el proyecto es estratégicamente vital para el desarrollo de Bolivia, que se encuentra entre los países más pobres del continente sudamericano.
Pero también tiene consecuencias geopolíticas más amplias. Por un lado, pretende ser una vía rápida de salida de materias primas hacia Asia, especialmente ventajosa para Brasil, que se beneficiaría enormemente de una ruta terrestre alternativa para sus exportaciones a China. En la actualidad, un barco cargado de mercancías que sale de Santos, Brasil, tarda una media de 67 días en llegar a Asia a través del canal de Panamá, y diez días menos si lo hace rodeando el cono sur. Con el tren, se reduciría el trayecto a 38 horas, reportó El País.
Perú también ha señalado apoyo.
El problema, no obstante, es cómo asegurar la financiación.
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“Brasil y Perú están inmersos en la desconfianza por la construcción de grandes infraestructuras, después del caso Odebrecht”, señala el diario El País., recordando el escándalo de corrupción que ha sacudido a todos los países de América Latina.
Por otro lado, China, principal comprador de recursos del continente, ha propuesto un proyecto alternativo: un ferrocarril de 4,800 kilómetros a través de la Amazonía brasileña y Perú, que pasaría por alto a Bolivia.
Para Morales, asegurar la financiación del proyecto es clave. Especialmente, si quiere conseguir su reelección a la presidencia. Según su plan, en 2025 el tren bioceánico debería estar en pleno funcionamiento y transportando una media de 10 millones de toneladas de mercancías anuales.
De momento, Suiza y Alemania han mostrado su apoyo a la construcción del “Canal de Panamá del siglo XXI”, tanto en términos de financiación como en suministros de tecnología ferroviaria.
Según información reportada por El País, aproximadamente un 85% del recorrido del tren bioceánico ya está construido. Queda pendiente el tramo que unirá las ciudades andinas de Cochabamba y Santa Cruz, y casi todo el tramo férreo que pasa por Perú.
Algunos expertos han señalado que el tramo peruano no es la mejor alternativa en cuanto a coste y facilidad de construcción, y que sería más conveniente hacerlo por Chile. Algo que Morales intenta evitar por motivos políticos, ya que por Chile ya pasan actualmente más de la mitad de las importaciones y exportaciones bolivianas. Por otra parte, Bolivia reclama a Chile desde hace más de un siglo una salida al mar. (Bolivia perdió esa franja de tierra en favor de Chile en las guerras del Pacífico, entre 1879 y 1883).
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