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El presidente Donald Trump llevó a cabo el primer mitin de su campaña de reelección de 2020 el lunes en el Coliseo del Condado de El Paso, mientras que el posible candidato demócrata Beto O'Rourke organizó un mitin en la calle. REUTERS/Leah Millis
El presidente Donald Trump llevó a cabo el primer mitin de su campaña de reelección de 2020 el lunes en el Coliseo del Condado de El Paso, mientras que el posible candidato demócrata Beto O'Rourke organizó un mitin en la calle. REUTERS/Leah Millis

¿Crisis en la frontera? ¿Cuál crisis?

Las declaraciones de funcionarios en la zona de El Paso que contradicen la supuesta crisis fronteriza del presidente Trump son la última demostración de la…

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A tan sólo días de que se cumpla el plazo para un acuerdo de financiamiento gubernamental, el presidente Donald Trump ha inaugurado su campaña por la reelección haciendo uso de su arma política favorita: la frontera.

Si bien el presidente anunció sus intenciones de reelegirse casi inmediatamente después de poner un pie en la Casa Blanca, su primer mitin político fue oficialmente durante la noche del pasado lunes en El Paso, utilizando la ubicación como símbolo de su supuesta lucha por “seguridad fronteriza”.

Con un nuevo banner a sus espaldas que rezaba “terminemos el muro”, y que contradice tajantemente sus pataletas por fondos para realmente construirlo, el presidente pasó por alto los esfuerzos del Congreso para llegar a un acuerdo e insistió en que “lo construiremos de todas formas”.

Simultáneamente, y en las calles de la misma ciudad, el ex representante de Texas Beto O’Rourke convocó su propio mitin en forma de protesta por la aparición del presidente en El Paso, y para demostrarle que su frágil verdad no es absoluta.

Aunque el ex candidato al Senado no mencionó nada con respecto a una posible campaña por la presidencia, su discurso permitió determinar hasta qué punto la gente que realmente vive en la frontera coincide con la supuesta “crisis” que tanto utiliza Trump.

Según reportó Politico, O’Rourke declaró ante los medios que no interpretaba la visita del presidente como un “desafío personal”, sino más bien como “un esfuerzo por utilizar a esta comunidad como apoyo para defender su caso en el muro fronterizo”.

O’Rourke hacía eco de las declaraciones hechas durante el día por parte de funcionarios de la región, quienes rechazaron los comentarios presidenciales con respecto al “aumento de seguridad” en El Paso gracias a una supuesta “valla fronteriza” que se construyó en la zona hace 10 años.

En una conferencia de prensa, la nueva representante de la ciudad ante el Congreso, Verónica Escobar, el Juez del Condado de El Paso Ricardo Samaniego, el Fiscal de Distrito Jaime Esparza y el Comisionado Carlos León dijeron que los comentarios de Trump “amenazaban con dañar la reputación de la ciudad”.

“Hemos trabajado muy duro para tener la imagen de una comunidad sólida”, dijo Samaniego, según un reporte del Washington Post. “Cada uno de nosotros está conmovido con las falsedades que están ocurriendo”.

Durante su discurso del Estado de la Unión la semana pasada, Trump aseguró que una valla construida en la zona fronteriza de El Paso entre los años 2008 y 2010 había “reducido los crímenes violentos”, transformando la ciudad en “una de las más seguras en nuestro país”.

Nuevamente, sus recuentos históricos resultaron ser falsos.

Según aclaró El Paso Times, la ciudad ha percibido un decrecimiento importante en las cifras de crímenes violentos desde 1999 que, de hecho, aumentó ligeramente precisamente después de la construcción de la valla.

Por su parte, los residentes de la zona han manifestado su descontento ante las insistentes declaraciones presidenciales, asegurando que “ha ido muy lejos, haciendo ver su hogar como una zona de guerra y ofendiendo tanto a los residentes como a la gente de México”, aseguró ABC News.

“La exigencia de más muros se ha convertido en ‘el símbolo supremo del racismo’”, dijo al medio Fernando García, director ejecutivo de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos en El Paso.

Este rechazo a la campaña presidencial se reforzó aún más con las declaraciones del gobernador de California Gavin Newsom el mismo lunes, donde anunció que retiraría a las tropas de la Guardia Nacional de la frontera “como símbolo de una postura más activista contra las políticas del presidente Donald Trump”.

“Esta crisis en la frontera es una crisis manufacturada”, dijo Newsom ante los medios. “No estamos interesados en participar de este teatro político”.

El nuevo gobernador decidió retirar “260 de las 360 tropas del estado en la frontera”, según reportó CNBC, y las restantes 100 tropas “llevarán a cabo operaciones fundamentalmente alrededor de los puertos de entrada, apoyando los esfuerzos federales por combatir el tráfico de drogas y armas”.