Los recientes anuncios de exploración y explotación petrolera por parte de las firmas Chevron y  Shell, junto con el aval del presidente Barack Obama, en el área conocida como Perdido, entre México y Estados Unidos, tiene al país latinoamericano preocupado por sus derechos en cuanto  a los yacimientos del hidrocarburo en la zona fronteriza.

Los pozos en los que las dos multinacionales llevan a cabo actividades están ubicados en el bloque 857
(Alaminos Canyon), unos 400 kilómetros al sur de Houston y a 11
kilómetros de la frontera marítima de México.

Aunque el yacimiento Great White no es una formación que se
extienda hacia el lado mexicano, “el inicio de la explotación de pozos
en Perdido seguramente va a alentar la explotación en otras estructuras
como el Hammerhead y Trident que se encuentran a tan sólo 4 y 5.6
kilómetros de la frontera marítima con México”, explicó Fabio Barbosa,
especialista del sector.

Las autoridades mexicanas ha intentado negociar con EE.UU. un acuerdo que les pèrmita extraer el crudo de manera conjunta, sin embargo, los anuncios de la semana pasada les restan tiempo y margen de acción para impedir que México pierda beneficios de la actividad petrolera en el golfo.

“Es preocupante porque estas dos estructuras se
extienden hacia zonas mexicanas. Son yacimientos compartidos y los
recursos pertenecen a ambos países”, precisó Barbosa.

Así reportó El Universal de México.