El juicio por el asesinato del
inmigrante ecuatoriano Marcelo Lucero, ocurrido en noviembre de 2008
en la localidad de Patchogue (Nueva York), comenzó finalmente este jueves
con la presentación de los argumentos de la fiscalía y la defensa.

Jeffrey Conroy, uno de los siete jóvenes detenidos entonces en
relación con la muerte de Lucero, fue acusado de haber apuñalado al
inmigrante de 37 años, mientras éste intentaba defenderse usando el
cinturón de su pantalón.

Según medios locales, en los argumentos iniciales la fiscal del
condado de Suffolk Megan O'Donnell explicó a los miembros del jurado
en el juzgado de Riverhead (Nueva York) cómo Conroy salió "a la
caza" de inmigrantes en la noche en que Lucero fue asesinado, una
práctica que, a su juicio, él y sus amigos realizaban "como
deporte".

"Buscaban sangre, especialmente sangre mexicana", añadió la
fiscal, quien aseguró que Conroy, de 19 años, buscaba a inmigrantes
latinoamericanos porque eran "un blanco fácil" y que no solían
acudir a las autoridades tras las agresiones por miedo a ser
interrogados acerca de su situación migratoria.

La fiscal aseveró que "sólo hay una causa para la muerte de
Marcelo Lucero, una sola, y ésa es el acusado", de quien aseguró son
bien conocidas "sus creencias a favor de la supremacía de la raza
blanca", como dejan claros los tatuajes que en ese sentido Conroy
lleva en su cuerpo.

Tras los argumentos de la fiscal, en los que también se detalló
cómo transcurrieron los hechos la noche del 8 de noviembre de 2008,
la defensa de Conroy, quien se declaró inocente de los cargos de
homicidio y de crimen de odio racial, entre otras acusaciones,
insistió en la inocencia del acusado.

"En 2008 Conroy ya compareció ante un tribunal ante el que se
declaró inocente. Esas fueron sus palabras entonces y ésas son sus
palabras hoy", dijo al jurado el abogado William Keahon, quien
presentó un análisis practicado al cuerpo de Lucero que indica que
cuando murió había consumido cocaína, marihuana y alcohol.

El hermano del fallecido, Joselo Lucero, asistió al inicio del
juicio y escuchó con atención los argumentos de ambas partes,
mientras que a la salida explicó a los medios presentes que, "da
igual lo que digan de mi hermano, cualquier cosa que él hiciera no
les da derecho a matarlo".

El resto de los jóvenes que acompañaban a Conroy la noche de la
agresión fueron acusados de ataque pandillero y de otros delitos
relacionados con incidentes contra inmigrantes. Cuatro se declararon
culpables.

Lucero caminaba con un amigo cerca de la estación de Patchogue en
la zona de Long Island cuando el grupo de jóvenes los atacó.

Su asesinato atrajo la atención de diversos ámbitos sociales e
incluso del Departamento de Justicia de Estados Unidos, que inició
una investigación sobre la actuación de la policía del condado ante
la acumulación de casos de ataques contra inmigrantes registrados.