LIVE STREAMING

Las tribulaciones libertarias de José de San Martín

Nueva biografía documenta sobre sus obstinados esfuerzos por liberar a Suramérica.

MÁS EN ESTA SECCIÓN

¿Cuáles son las preocupacion

Protección Temporal

La economía está estancada

Buenas noticias empresarios

Adiós a un 'problem solver'

Combatiendo la adicción

Un problema sin vencimiento

Cultura latina dividida

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Una nueva biografía de José de San Martín
(1778-1850), de la que es autor el historiador británico John Lynch,
documenta con rigor no reñido con la amenidad las tribulaciones del
general argentino en sus obstinados esfuerzos por liberar a
Suramérica de las garras de la metrópoli.

En declaraciones a la agencia de noticias Efe en su casa del norte de Londres, Lynch
señala que la propuesta de dedicar un libro a San Martín le vino de
la propia editorial, la "Yale University Press", tras el éxito del
que escribió antes sobre Simón Bolívar.

"Con San Martín he vuelto a mi interés inicial por Argentina ya
que mi tesis doctoral y mi primer libro fueron sobre el virreinato
del Río de la Plata y la independencia, y escribí además un libro
sobre el dictador (Juan Manuel de) Rosas", explica el americanista.

Según Lynch, la mejor biografía reciente sobre San Martín, la de
Patricia Pasquali, que elogia como el equivalente moderno de la que
le dedicó en su día Bartolomé Mitre, se centra más en su "carrera
argentina" mientras que él hace hincapié tanto en la etapa de su
formación militar en una España convulsa como en su estrategia
americana, con especial atención al Perú.

En opinión del profesor inglés, San Martín fue en efecto a Perú
con una "brillante estrategia: desde su base argentina comprendió
que la potencia colonial española sólo podía ser definitivamente
derrotada allí donde estaba su centro militar, político y
comercial".

De ahí su idea de cruzar los Andes al frente de un ejército,
liberar Chile y pasar luego a Perú en una operación que combinase el
uso de fuerzas terrestres y marítimas.

"Era sin duda un plan brillante, pero su puesta en práctica
resultó fallida. San Martín vio muy pronto que con las fuerzas a su
disposición no podía vencer la resistencia española, por lo que
decidió aplicar el plan B, que consistía en ganarse a los criollos,
lo que hoy se llama ganar los corazones y las mentes", explica el
profesor emérito de la Universidad de Londres.

Pero la clase gobernante criolla, que dependía fuertemente del
Ejército español para defender sus intereses frente a los indios y
los esclavos, no se dejó convencer por los argumentos de San Martín,
por lo que éste decidió entonces solicitar la ayuda militar de Simón
Bolívar, que se aproximaba a su vez a Perú por el norte.

Pero el venezolano "sólo estaba interesado en su propia gloria" ySan Martín hubo de reconocer que en el Perú no había sitio para
ambos.

Preguntado por las ideas políticas de uno y otro, Lynch afirma
que estaban "muy próximas": ambos comenzaron como republicanos, pero
terminaron reconociendo que la democracia no iba a funcionar en su
América, pues "degeneraría en anarquía, y ésta a su vez sólo podía
producir dictaduras y tiranía".

Bolívar abogaba por un líder fuerte, lo que se refleja - dice el
historiador británico- en la constitución que elaboró y su elección
de Antonio José de Sucre, mientras que, partiendo de las mismas
premisas, San Martín argumentaba a favor de una monarquía absoluta
como "la mejor garante de la ley, el orden y las tradiciones".

San Martín trató de interesar a algunas monarquías europeas e
incluso llegó a decirles a los generales españoles que no le
importaba que el futuro monarca fuera un Borbón, pero no tuvo éxito.

Lynch se ocupa también ampliamente en su libro, cuya traducción
española publicará Crítica este año, de los problemas que San Martín
tuvo "por incompatibilidad de caracteres" con el almirante británico
Thomas Cochrane, un "mercenario" de difícil carácter y con fama de
alborotador, aunque excelente estratega, que debía ayudarle desde
Chile con una expedición naval.

Cochrane consideró siempre que San Martín había pecado de
excesiva prudencia en Perú, que no había demostrado la crueldad
necesaria con el enemigo ni tampoco firmeza con sus propios
generales, algo que le reprochó también Bolívar y que terminó
reconociendo el argentino al escribir años más tarde que tenía que
haber fusilado a algunos de sus generales, pero no se había sentido
con fuerzas para ello.