Philadelphia Major, Cherelle L Parker
El alcalde presentó un ambicioso plan para avanzar en la solución del déficit de vivienda en Filadelfia (Foto tomada de la web de la alcaldía).

¿Puede el plan H.O.M.E. cumplir lo que promete?

Filadelfia apuesta US$2.000 millones por un plan de vivienda para cerrar el déficit actual. ¿Lo logrará?

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Con un discurso cargado de urgencia y cifras, la alcaldesa de Filadelfia, Cherelle L. Parker, presentó este lunes ante una sesión especial del Concejo de la Ciudad su ambicioso plan de vivienda Housing Opportunities Made Easy (H.O.M.E.), una propuesta que busca transformar el acceso a la vivienda en la ciudad mediante una inversión de 2.000 millones de dólares en los próximos cinco años.

La meta es tan concreta como ambiciosa: construir, preservar o restaurar 30.000 unidades de vivienda. La alcaldesa lo llama un “momento de manos a la obra” para la ciudad. Pero la magnitud del anuncio abre una serie de preguntas clave: ¿es realista el plan? ¿Hay capacidad institucional para ejecutarlo? ¿Llegará a quienes más lo necesitan?

El plan H.O.M.E. se financiará, en su núcleo, con la emisión de $800 millones en bonos municipales, una cifra nunca antes destinada exclusivamente a vivienda en la historia de Filadelfia. A esto se suman aportaciones estatales y federales, además del uso de terrenos y activos de la ciudad, que la alcaldesa valora en otros $1.000 millones.

Para respaldar estos bonos, la administración propone una modesta alza en el impuesto de transferencia de bienes raíces, enfocada principalmente en grandes transacciones comerciales. Al mismo tiempo, propone eliminar el Impuesto al Impacto de Construcción, con el argumento de que este frena nuevos desarrollos.

El plan se estructura en torno a siete objetivos prioritarios que van desde preservar viviendas existentes hasta combatir el deterioro urbano y prevenir la inestabilidad habitacional. Se plantea la expansión de programas conocidos como el Basic Systems Repair Program o el crédito para primeros compradores Philly First Home, junto con nuevos esquemas como la hipoteca ONE Philly Mortgage, con tasas subsidiadas y sin seguro privado.

Uno de los pilares centrales será Turn the Key, un programa que convierte lotes públicos vacíos en viviendas nuevas para compradores de ingresos medios. Desde su creación en 2021, ha producido casi 200 viviendas; el reto ahora será escalarlo sin perder efectividad.

Meta ambiciosa

La cifra objetivo no es arbitraria. Parker la presentó como una meta concreta, mensurable, y más realista que las promesas vagas de “vivienda para todos”. Según el plan, se construirán 13.500 viviendas nuevas y se preservarán 16.500 viviendas existentes.

No obstante, la ejecución de este volumen en apenas cinco años implica un salto de capacidad institucional sin precedentes. Según datos de la propia ciudad, entre 2018 y 2022 Filadelfia produjo cerca de 2.000 unidades anuales de vivienda asequible. Para cumplir la meta, esa producción debería triplicarse de forma sostenida.

Además, los tiempos políticos no juegan a favor. Aunque la alcaldesa arrancó su gestión con apoyo político y popularidad, los grandes programas de infraestructura y vivienda suelen requerir más de un mandato para consolidarse. La administración de Parker tendrá que demostrar resultados concretos rápido para mantener el respaldo del Concejo y de la ciudadanía.

Los beneficiarios

Uno de los puntos más debatidos del plan es su enfoque en hogares de ingresos medios, incluidos trabajadores públicos como maestros, bomberos y policías. La alcaldesa fue clara: el plan no está diseñado exclusivamente para los más pobres que no tienen nada, sino también para quienes “tienen poco”.

Aunque esto puede facilitar la construcción de coaliciones políticas, abre la puerta a tensiones sobre equidad y justicia distributiva. ¿Podrá el plan atender adecuadamente a las poblaciones más vulnerables, como personas en situación de calle, adultos mayores con viviendas deterioradas, o inmigrantes sin acceso a crédito?

Además, persisten obstáculos estructurales: trámites burocráticos, títulos de propiedad enredados, normas de zonificación restrictivas y la falta de acceso a crédito siguen siendo barreras reales para muchos habitantes.

Una parte delicada del discurso fue la propuesta de Parker para agilizar el uso de tierras municipales, mediante un mecanismo que reduciría la dependencia de la llamada “prerrogativa concejal” —una práctica política no escrita que otorga a los concejales gran poder sobre el uso del suelo en sus distritos.

Aunque la alcaldesa se mostró respetuosa con esta figura, propuso crear una lista de desarrolladores preaprobados y permitir que ciertos terrenos se transfieran sin esperar legislación individual. Esto puede acelerar proyectos, pero también genera fricciones políticas y cuestionamientos sobre transparencia y control ciudadano.

El plan H.O.M.E. no es una simple declaración de intenciones. Viene acompañado de propuestas legislativas, análisis técnico, alianzas con el sector privado y una narrativa política poderosa. Representa, sin duda, la apuesta estructural más grande de Filadelfia por resolver su crisis habitacional en décadas.

Sin embargo, su éxito dependerá menos de la magnitud de los fondos y más de la capacidad real de ejecutar programas eficientes, sin clientelismo ni demoras. Si la administración logra poner “las palas en el suelo” y construir confianza en los barrios, Parker habrá marcado un hito. Si no, el riesgo es que este plan termine como tantos otros: en el archivo de las promesas incumplidas.

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