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Richard Branson Photo: depositphotos.com
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Propósito y valores en negocios

Todos entonces son solo voluntarios y, por tanto, recae en los hombros del líder o la líder explicar por qué es importante cerrar filas alrededor de un…

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La economía de hoy está exigiendo de los líderes en negocios habilidades poco comunes.

No tanto aquellas conocidas de leer estados financieros, o esa otra de armar un buen plan de negocios, bueno para convencer banqueros, no tanto para comunicar a los trabajadores de la organización el propósito, los valores de la compañia, y, en general, la cultura de la misma.

Como el empresario Sir Richard Branson lo ha dicho, en el competido mundo de hoy por el mejor talento posible, cada trabajador —las personas que hacen o deshacen compañías— , deben ser vistos como meros voluntarios.

Voluntarios que están en absoluta libertad de abandonar el barco, o, al contrario quedarse en el mismo lugar de trabajo por años —no tanto por el buen salario o lo glamoroso de la posición– , no por esa promesa inicial de compensación competitiva, pero solo, a largo plazo, si ellos están completamente convencidos que ese es el mejor lugar del mundo donde ellos pueden desarrollarse en mejores seres humanos.

Todos entonces son solo voluntarios y, por tanto, recae en los hombros del líder o la líder explicar por qué es importante cerrar filas alrededor de un propósito común. Uno que es mucho más alto que mi aspiración individual por comodidad, placer o seguridad en el trabajo.

Cuando el líder empresarial arriva a ese punto en que él o ella puede, finalmente, sentarse y escribir el propósito de la compañía, y también escribir con convicción los valores de la misma, y ser creído en esa formulación vital de la famosa “cultura de la compañía,” y el texto fluye naturalmente, como un hilo que lo arma todo junto, tal vez sea una buena señal que, quizás, ese líder tiene una organización, que aunque aún en papel, tiene la capacidad de hacer una contribución al mundo, con una solución a sus semejantes.

Los fundadores de las compañía de hoy deben salir a reclutar conversos —casi como si fueran predicadores modernos— ya sean inversionistas, colegas en el trabajo, o sus primeros clientes.

Convencerlos de que hay un horizonte hacia el que vale la pena viajar juntos, con un futuro de años adelante en que habrá soluciones a los problemas actuales, prosperidad, y, eventualmente, ganancias que puedan sostener indefinidamente la operación.

Aplaudo a aquellos que se atreven, los y las valientes que superan sus terrores recónditos, y que, como lo hicieron los pioneros, parten con su nave, honesta y ligera, listo para unirse a la carrera, algunas veces amaneciendo en el esfuerzo, solo para no ser derrotados en la vieja y persistente batalla:

Conservar la planilla de “Ganancias y Pérdidas” “in the black”, y el sueño aún al rojo vivo.