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 La blogger colombiana Cirle Tatis se reunió en Barcelona con un grupo de seguidoras de su canal YouTube "Pelo Bueno", desde donde busca empoderar y educar a las mujeres negras para que dejen de alisarse el pelo. Foto: Andrea Rodés
 La blogger colombiana Cirle Tatis se reunió en Barcelona con un grupo de seguidoras de su canal YouTube "Pelo Bueno", desde donde busca empoderar y educar a las mujeres negras para que dejen de alisarse el pelo. Foto: Andrea Rodés

Cirle Tatis: “Dejarse el pelo afro es un acto político"

AL DIA NEWS conversó con Cirle Tatis, activista y bloguera colombiana, quien reivindica el pelo afro como acto de empoderamiento de la mujer negra. 

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El pasado 15 de marzo, una cincuentena de mujeres de origen latinoamericano de todas las edades se reunieron en un centro comunitario de Barcelona para conocer a una blogger colombiana por la que tienen admiración. Se trata de Cirle Tatis (@cirlepelobueno), una activista y youtuber colombiana de 29 años que, sin salir apenas de su país, se ha convertido en un referente mundial para muchas mujeres afrolatinas que intentan superar el "trauma" que las acompaña desde que son niñas: su oscuro y rizado pelo afro.

“Aceptar nuestro pelo natural es un tema de reconocer y aceptar cómo somos, de aceptar nuestra Latinidad, nuestros orígenes”, dijo Tatis a las participantes del encuentro, entusiasmadas de poder compartir sus experiencias personales con la conocida activista en su primer viaje a España.

Llegadas de Barcelona y alrededores, entre las participantes había cubanas, venezolanas, dominicanas, latinas de Estados Unidos, colombianas, de tez más o menos oscura, algunas luciendo una larga melena afro al natural, otras con extensiones, trenzas o el cabello cortado bien raso. Igual que Cirle, todas ellas tienen en común haber crecido traumatizadas por su pelo oscuro y rizado, objeto de burlas racistas y prejuicios sociales en sus países de origen. Todas ellas se vieron forzadas a alisárselo, costase lo que costase.

A Cirle, como a casi todas las niñas negras de Cartagena, le alisaron el pelo a los diez años. Su madre empleaba una crema a base de soda cáustica, un producto muy agresivo, que también se usa para limpiar los sanitarios. Más adelante, Cirle empleó otros métodos igual de abrasadores, como el popular “peine caliente” y las planchas eléctricas. El resultado fue que al salir de la universidad empezó a quedarse calva, “así que decidí ponerme trenzas africanas”, recordó Cirle. Cuando su madre la vio por primera vez con las extensiones en lugar del pelo liso, puso el grito en el cielo. “Me dijo que parecía una palenquera”, comentó Cirle, con voz sombría. Obviamente, lo decía como un insulto: las palenqueras son las populares vendedoras negras con vestidos de colores que se pasean por las playas llenas de turistas de Cartagena.

Cirle entendió entonces que el pelo afro seguía siendo un objeto de prejuicios racistas y ella no estaba dispuesta a aceptarlo más. “Aprendí que tenía que aceptar como era, que no tenía que agradar a nadie”, dijo. 

“Aprendí que tenía que aceptar como era, que no tenía que agradar a nadie”

Hace tres años, pues, Cirle decidió dejarse el pelo rizado al natural y compartir su experiencia mediante un canal de You Tube para ayudar a miles de mujeres negras en todo el mundo a revindicar su pelo afro. Hoy el canal “Pelo Bueno” tiene más de 42,000 seguidores de todo el mundo, incluyendo también redes sociales como Facebook e Instagram. En sus videos, Cirle ofrece desde consejos sobre cómo cuidar el cabello rizado a mensajes para generar autoconfianza y superar los prejuicios machistas o racistas. “Llevar el pelo afro es un acto político. El empoderamiento de la mujer negra pasa por admitir su propio pelo”, dijo Cirle, entre aplausos de sus seguidoras en Barcelona. 

Para Cirle, este es su primer viaje fuera de Colombia. “Me hace mucha ilusión estar en España, no sabía que tanta gente me seguía”, dijo, después de explicar que una niña dominicana la había reconocido en una tienda de ropa de Madrid. Pero, paseando por España, Cirle ha notado que la gente mira con mucha curiosidad su melena afro e incluso se detienen a decirle: “¡qué lindo pelo!”.

“A veces la diferenciación puede ser más peligrosa que el rechazo”, dijo Cirle, a quién no le gusta sentirse como un “adorno” o un objeto digno de admiración. “No quiero ser reconocida por mi pelo, sino por quien soy, por lo que valgo”, insistió.

“No quiero ser reconocida por mi pelo, sino por quien soy, por lo que valgo”

Durante el encuentro, las participantes tuvieron ocasión de contar cómo la decisión de dejar de alisarse el pelo ha cambiado sus vidas. Algunas admitieron que sigue siendo un proceso duro, otras que ahora se sienten más seguras de sí mismas y que incluso “tienen más éxito con los hombres y gustan más a sus esposos”, bromea Maria Eugenia Mezu, una enfermera colombiana de 44 años, que hace 20 años cambió Cali por Barcelona. “En Colombia hay mucho racismo, mi familia no quería que me casara con mi marido, que es blanco”, dijo esta enfermera de rasgos afro, que hace cuatro años decidió que no iba a plancharse más el pelo. Blogueras como Pelo Bueno, Mis Rizos (apodo de una dominicana afincada en Estados Unidos) o la comunidad digital Afropedia la ayudaron a tomar su decisión.

 A su lado, Ruth Esther, una inmigrante dominicana, intervino en la conversación para decir que “no es tanto un tema de gustar o no a los hombres, sino un tema como mujer. En la televisión solo vemos el estereotipo de mujer de belleza perfecta, con el pelo liso, bien maquillada… hay que decir basta”, explicó. Antes de dejarse el pelo afro, Ruth Esther llevó extensiones, trenzas y se cubrió el pelo con un pañuelo. Ahora lo lleva corto y recogido en una coleta, al natural.

“Las nuevas generaciones empiezan a entender que la mujer con pelo afro es igual de capaz. Y para eso hay que empezar valorándote por lo que eres, es un tema de autorreconocimiento”, dijo Cirle. Uno de sus referentes es la activista nigeriana afincada en EE. UU Chimamanda Ngozi Adichie.  “Leyendo sus obras aprendí que no tenía que agradar a nadie. Y cada mañana me repetía: “Así eres, este es el pelo que tienes, te guste o no te guste. No hay otra opción”.