10-4 la proporción que podría frenar la pandemia y auxiliar la economía
Dos profesores del Instituto de Ciencias Weizmann en Israel y otro del London School of Economics desarrollaron una propuesta que puede ayudar a salvar vidas y…
La idea es simple, bien vista: permitir que la gente salga justo lo suficiente para poder producir o estudiar, pero no tanto para que puedan transmitir la enfermedad, en caso de que la contraigan.
La proporción justa para que esto suceda, según los profesores Uri Alon, Ron Milo (de biología computacional y de sistemas del Instituto de Ciencias Weizmann, en Israel) y el profesor Eran Yashiv (profesor de economía de la Universidad de Tel Aviv y el Centro de Macroeconomía de la London School of Economics) es 10–4.
Romper la cuarentena durante cuatro días, ya sea para trabajar o estudiar, y volver a resguardarse durante diez.
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Esta proporción podría funcionar –partiendo del principio de que la población siga cumpliendo con otras medidas básicas como usar tapabocas, mantener una distancia de dos metros en promedio y lavarse las manos con frecuencia y de que quien se sienta mal cumpla con resguardarse– porque quien contragia el virus que produce la enfermedad de la COVID–19 pasaría en cuarentena los días que tardan los síntomas en empezar a manifestarse –10, en promedio– y si llegara a contraerla sin saberlo, los cuatro días que estaría expuesto serían los días que tarda el virus en incubarse antes de ser contagioso.
En el Op–Ed publicado en el New York Times por los autores de la propuesta explican que la medida se haría aún más eficiente de la población toma turnos, por ejemplo, de acuerdo a núcleos familiares: que tanto los padres como hijos de una familia asistan a sus trabajos y escuelas durante cuatro días mientras la otra mitad observa cuarentena y luego intercambien.
Esta clase de mecanismo también aliviaría otras dificultades logísticas, como los padres a los que les han permitido regresar a sus lugares de trabajo, pero no pueden porque sus hijos no han vuelto a la escuela y no hay quien cuide de ellos.
En la medida en que el número de casos diarios confirmados disminuya, podría aumentar el número de días en exposición. Y de ser necesario, podría bajarse el número de días que una persona esté afuera, de identificarse un incremento en la tasa de contagios.
Implementar la propuesta seguramente traería importantes retos logísticos para toda clase de instituciones –como que los padres puedan coordinar entre las escuelas y sus lugares de trabajo los ritmos en que asisten y se resguardan–, pero es una idea simple para disminuir la posibilidad de contagio que lo menos merecería la pena intentar.
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