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Imagen: Getty Images.
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La mayor dificultad de los Estados Unidos ante el coronavirus es la Casa Blanca

A medida que aumentan los casos reportados de COVID-19, aumentan las advertencias por la inminencia de una pandemia y surgen dudas sobre si la administración…

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Los últimos reportes de la Organización Mundial de la Salud muestran un panorama más alentador para China, pero más preocupante para el resto de Asia, Oriente Medio y Europa.

A medida que el número de contagios nuevos en China disminuye día a día, por fuera del gigante asiático está aumentando: Corea del Sur ya ha reportado 977 casos de contagio (y 22 casos exitosos de recuperación), Italia 322 (con 1 caso de recuperación), Japón 170 (22 personas se han recuperado), Irán 95 (no ha reportado ningún caso de recuperación), Singapur 91 (53 casos de recuperación) y Hong Kong 84 (y 19 casos de recuperación).

El aumento en el número de casos por fuera de China es inquietante no sólo en la medida en que el virus esté llegando a más países, sino en que esté llegando a países con fronteras más porosas o con peor infraestructura para afrontar un problema como este.

Los 321 casos activos en Italia vuelven vulnerable a la Unión Europea en general, pues el concepto de frontera abierta está en el centro de su concepción. El caso de Irán también es especialmente inquietante pues se trata de un país con mucha menos infraestructura para contener la epidemia y atender a sus convalecientes.

Los Estados Unidos, con 49 casos activos, cada vez está recibiendo más llamadas de alerta sobre su potencial incapacidad para contener una pandemia de COVID–19 por una parte, porque no todos los estados están igualmente equipados en sus centros de atención de salud y en sus laboratorios y, por otra, porque desde el 2018 el Presidente Donald Trump se ha encargado de debilitar la capacidad de las instituciones para asumir un evento de estas proporciones.

En 2014 el entonces presidente Barack Obama creó una dependencia especial en la Casa Blanca dedicada exclusivamente a la contención de epidemias y Ronald Klain fue puesto en cargo, como una especie de zar de las epidemias. Esto fue durante el primer brote de cólera y parece que las medidas adoptadas por la administración tuvieron un impacto positivo en la contención de la enfermedad.

En el año 2018 esta dependencia estaba a cargo de Timothy Ziemer y en mayo de ese año, a petición de Trump, Ziemer fue reubicado en la Casa Blanca y el resto de su equipo de trabajo despedido.

Ronald Klain mismo, en una columna de opinión en The Atlantic, publicada el 30 de enero, advertía sobre cómo el presidente había deshecho esta rama de la Casa Blanca y los nocivos efectos que podría tener:

“Sin nadie a cargo en la Casa Blanca, no hay autoridad para resolver disputas entre las agencias federales; nadie para hacer responsables a las agencias por el ritmo y la intensidad con que implementan la respuesta; nadie para resolver las solicitudes de financiamiento del Congreso que compiten entre sí; y nadie para recurrir a los recursos de las agencias de seguridad del gobierno para ayudar a apoyar la respuesta”.

Es decir, como bien describió el NYMag, sin la intervención de la Casa Blanca, las múltiples agencias del Estado diseñadas para atender la situación son como una orquesta llena de músicos virtuosos y egos enormes, sin un director que la conduzca.

La frecuente renuencia del presidente Trump a permitir que los científicos lo guíen, a asumir que sus intuiciones son suficiente para saber qué conviene a la nación puede encontrar sus consecuencias más letales en esta oportunidad, con gravísimas consecuencias para la población de todo el continente e incluso, un gran potencial para poner en riesgo su reelección.

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