Vargas Llosa: ¿el nuevo abanderado del liberalismo?
El celebrado escritor peruano acaba de presentar tres libros nuevos, entre ellos el ensayo "La llamada de la Tribu", una especie de autobiografía intelectual…
Para el autor peruano Mario Vargas Llosa, el nacionalismo es incompatible con la libertad. Por esta razón, el reconocido escritor y premio Nobel de Literatura peruano, afincado desde hace años en Madrid, no ha tenido duda en posicionarse en contra del nacionalismo catalán, o del Brexit.
A pesar de no ser español ni europeo, Vargas Llosa ha tomado la voz cantante en contra del desafío de Catalunya de separarse de España, o de la ruptura de Gran Bretaña con la Unión Europea. También ha cargado contra el nacionalismo proteccionista del “America First” que defiende Donald Trump y contra el auge de los populismos en Latinoamérica. Vargas Llosa lo tiene muy claro: “el nacionalismo entraña una forma de racismo y conduce a la violencia. El desvanecimiento de las fronteras es lo más progresista de nuestro tiempo”, dijo el autor en una entrevista con el El País Semanal en motivo de la publicación de su último trabajo: La llamada de la tribu (Alfaguara) (todavía no disponible en inglés).
Escrito en forma de ensayo, La llamada de la tribu es un alegato a favor del pensamiento liberal a través de los siete pensadores que más le han influido, a quienes rinde una especie de homenaje: Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friederich von Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Berlin y Jean François Revel.
Los siete pensadores tienen en común, según Vargas Llosa, haber defendido la libertad del individuo – ser soberano y responsable – como base de la democracia y la separación de poderes, por encima de otras ideologías de “espíritu tribal” como el fascismo, el comunismo o el nacionalismo, que ensalzan otros valores por encima de la libertad individual. Siete autores que sustentan el auténtico pensamiento liberal y democrático, según explica el autor a El País. El ensayo ha sido cualificado como un relato autobiográfico en el que Vargas Llosa reflexiona sobre su evolución intelectual, de su pasado marxista y existencialista a su liberalismo actual.
“Mi generación en América Latina despierta a la razón en un continente de desigualdades monstruosas y dictaduras militares apoyadas por Estados Unidos”, explica, en la entrevista con El País. “Para un joven latinoamericano que tenía cierta inquietud era muy difícil no rechazar esta especie de caricatura de democracia, con la excepción de Chile, Uruguay y Costa Rica”, añade, para justificar su simpatía con el comunismo en sus años más jóvenes. “Me parecía que el comunismo era la antípoda de la dictadura militar, la corrupción y, sobre todo, las desigualdades”.
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De su pasado comunista, sus viajes a Cuba y su acercamiento al existencialismo ya queda hoy en él bien poco. El autor fue desencantándose de las ideologías de izquierdas, una evolución que él compara a la que siguieron pensadores como Popper o Revel al descubrir los mecanismos totalitarios que hay detrás de estos sistemas.
Hoy, pues, Vargas Llosa se define como un defensor del liberalismo, concebido como el sistema que estimula la divergencia de opiniones, y lo opuesto a una ideología, doctrina o religión. El liberalismo defiende ideas básicas: libertad, individualismo, rechazo al nacionalismo o al colectivismo, rechazo a cualquier doctrina que limite la libertad en la vida social”, dice. El nacionalismo, por ejemplo, limita la libertad, ya que excluye a los que no son de esa misma raza o país. Según el autor, lo más progresista que ha conseguido el hombre moderno es la lenta desaparición de las fronteras, la mezcla de lenguas y culturas, en parte gracias a la inmigración. Algo que está pasando en Europa y que está pasando en EE.UU.. Según Vargas Llosa, el nacionalismo de algunos países europeos o el populismo de Trump surgen del miedo del hombre blanco a perder su nidito, “su tribu”.
En el mundo intelectual, el impacto del populismo y del espíritu tribal también se nota. Los intelectuales, según Vargas Llosa, también suelen quedar atrapados en alguna doctrina. Él mismo admite que “en los sesenta en América Latina, si no eras un intelectual de izquierdas, simplemente no eras in intelectual. Se cerraban todas las puertas”, confiesa a El País.
“Para Vargas Llosa, escribir ha sido siempre un arma contra la desesperación y el despotismo, y La llamada de la tribu parece como un intento de combatir la oleada de nacionalismos y populismos que afloran hoy en el mundo”, reportaba la semana pasada The New York Times. Sus ataques contra regímenes autoritarios le han hecho ganarse enemigos entre los socialistas y los conservadores. Y lo que más respeta en una persona, según confiesa el autor a The New York Times, es la integridad: “consistencia en lo que uno cree, dice y hace”.
Esta semana Vargas Llosa presenta en EE.UU otros dos libros nuevos traducidos al inglés, a parte del ensayo La Llamada de la Tribu (aún no disponible en inglés). Se trata de la novela “The Neighborhood” y una colección de ensayos políticos con el título “Sabers and Utopias”.
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