Tras el comienzo de las protestas del pasado noviembre en el metro de Nueva York, cuando la policía empezó a reprender con violencia a quienes se quejaban por el aumento de tarifas, unas calcomanías de un perro negro con un pañuelo rojo al cuello saltando un torniquete aparecieron en trenes y estaciones. 

E igualmente, reportaba The Conversation, en las redes sociales, donde se anunciaba la llegada a U.S. del “Negro Matapacos”, como fue apodado este Rin Tin Tin chileno que se hizo célebre por responder a las agresiones policiales a ladridos y gruñidos. 

La historia de este peludo héroe urbano se remonta a las manifestaciones estudiantiles de Chile contra la reforma educativa de 2011. 

Para entonces, a Matapacos -su nombre le vino luego-, que había crecido en la calle y fue recogido por una mujer que le dejaba dormir en su casa, le encantaba visitar los campus universitarios en los que se ganó el cariño de los estudiantes. 

Entonces empezaron las marchas exigiendo educación pública gratuita, y también el gas lacrimógeno, los caños de agua y la violencia de los ‘pacos’ (la policía). Y el Negro Matapacos esperaba impaciente que su dueña le dejase salir para correr a las marchas junto a los estudiantes, defendiéndoles como el amigo leal que era. 

Dos años después de su muerte, y tras haber protagonizado un documental y tener incluso una escultura en su honor en una conocida plaza de Santiago e incluso un mural en Mexico, su imagen apareció convertida en el símbolo de la indignación contra la represión durante las recientes protestas en Chile.

Conocida como la “Revolución de los 30 pesos” y “Chile despertó”, el comienzo de estas protestas que se iniciaron el pasado octubre y hoy día continúan fue el aumento de las tarifas del metro y la consecuente evasión masiva del pago, a las que el gobierno respondió con una dureza que indignó al mundo y que dejó numerosos muertos y heridos. 

El clamor popular de la ciudadanía chilena influyó también en  las protestas los jóvenes neoyorquinos que se quejaban por una subida del precio del metro en noviembre, cuando un joven afroamericano fue duramente reprimido por la policía y provocó una evasión masiva. 

Frases como “evade” figuraban en numerosas pancartas y redes social, junto a lemas como: 

"De Santiago a Nueva YorK. La tarifa debe ser gratis. Asambleas del poder popular... La pobreza no es un crimen".

Lo que prueba que la rabia es una respuesta universal a la también universal violencia institucionalizada.