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Navío negrero, de Johann Moritz Rugendas. Photo: Wikipedia
Navío negrero, de Johann Moritz Rugendas. Photo: Wikipedia

Catalunya, protagonista del comercio negrero con América Latina

La participación de empresarios españoles, principalmente catalanes, en el comercio ilegal de esclavos, permitió amasar grandes fortunas que sirvieron más…

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Los españoles cargan a sus espaldas con la mala consciencia de saber que sus antepasados colonizaron América Latina por la fuerza hace más de 500 años. Pero lo que muchos todavía ignoran es que, además de colonizadores, también fueron esclavistas. 

A mediados del siglo XIX,  el 60% de los barcos “negreros” que cruzaban el Atlántico eran españoles, mayoritariamente catalanes y menorquines, que lograron hacer grandes fortunas con el comercio de esclavos en África.

Por aquel entonces, la esclavitud ya era un negocio ilegal en España, lo que explicaría la falta de pruebas históricas, como albaranes comerciales o facturas de compra- , que ha dificultado las investigaciones en el pasado esclavista español. Sin embargo, los historiadores han podido demostrar que el comercio con esclavos llegó a generar más ingresos que las propias plantaciones en Cuba y las explotaciones de recursos naturales en otras colonias latinoamericanas. Todo este dinero procedente del comercio esclavista se convirtió más tarde en un factor clave para financiar la banca y la industrialización española del siglo XIX.  

Un buen ejemplo es Antonio Vinent, negrero menorquín, propietario de  una factoría de esclavos en África. Vinent llegó a hacer una gran fortuna capitaneando barcos negreros hasta  Cuba y sobornando a funcionarios para poder mantener vivo su negocio. Vinent llegó a ser un hombre muy popular: organizaba a menudo fiestas en su mansión madrileña,  a las que asistían miembros de la realeza, y además fue uno de los puntales del Banco Hipotecario de España y del Banco de Castilla.

“Se supone que un traficante de esclavos es una especie de bucanero o pirata, temerario, arrogante, vulgar. Pero los esclavistas de Cádiz se pueden incluir entre los hombres más elegantes de España”, dijo un viajero inglés de la época, citado en un libro del antropólogo catalán Gustavo Nerín, uno de los mayores expertos en el colonialismo español en África.

El dinero procedente del comercio ilegal de esclavos se convirtió en un factor clave para financiar la industrialización española del siglo XIX

Cádiz, Santander, Barcelona y Mahón (Menorca) eran los principales puertos de origen de los buques cargados de esclavos africanos, gestionados principalmente por ricas familias catalanas y menorquinas. 

 “Tenemos los registros de los puertos, pero no la documentación empresarial asociada”, explica Nerín en una entrevista al diario Ara publicada a raíz de la publicación de su último libro, Traficants d’Ànimes (en catalán).

Para su investigación sobre los negreros españoles en África, Nerín llevó a cabo la mayor parte de su investigación en archivos británicos, ya que los ingleses- los primeros en abolir la esclavitud y en perseguir a los traficantes en ultramar- sí guardan un registro detallado de los movimientos de los esclavistas.

Otro negrero español conocido es el de Antonio López y López, marqués de Comillas, y una de las personas más influyentes de la época en España. Residente en Barcelona, López y López amasó una gran fortuna gracias al comercio de esclavos, lo que le ayudó a fundar el Banco Hispano Colonial, la Compañía General de Tabacos de Filipinas y la Compañía Transatlántica de Vapor, entre otras empresas.

 “Todo el mundo estaba al corriente de que se traficaba con esclavos, pero nunca se reprimió, porque la supervivencia de Cuba dependía de ello”, escribe Nerín.

A diferencia de Gran Bretaña, en España no hubo un movimiento civil fuerte en contra de la esclavitud, ni tan siquiera por parte de la prensa. La esclavitud era considerada algo “malo”, pero necesario para mantener las plantaciones rentables.

 “Todo​ el mundo estaba al corriente de que se traficaba con esclavospero nunca se reprimióporque la supervivencia de Cuba dependía de ello”

 Muchas familias que se enriquecieron con el comercio de esclavos después se convirtieron en miembros de consejos de Administración de grandes bancos, compañías de ferrocarril, navieras y minas. Años después, reconocer su vinculación con la práctica del esclavismo y la propiedad de factorías de esclavos en África sigue siendo un tabú.

Se calcula que entre 1514 y 1866 se embarcaron más de 10 millones de esclavos en todo el mundo, de los que un 15% murió en la travesía.  En África, las factorías ilegales de esclavos proliferaron desde 1835, después de que se aboliera la esclavitud en la España peninsular. Barracones precarios y almacenes fortificados servían para “almacenar” a los esclavos hasta que pudiera llenarse otro nuevo barco rumbo a América.

 “Era un negocio a gran escala. No funcionaba a base de secuestros, sino que había redes comerciales en las que estaban implicados también muchos africanos. Según Nerín, muchos negreros se casaban con africanas para mantener contactos con sus dealers africanos.