Top 5 de los mejores boogaloos
Top 5 de los mejores boogaloos
En los 60’s Chubby Checker sacó Dancin’ Party (1961), los Rolling Stones (I Can Get No) Satisfaction (1965) y Steppenwolf, Born To Be Wild (1968). Los latinos en Nueva York no escaparon a la influencia del rock ’n’ roll y lo adaptaron a sus orquestas y raíces.
De ahí vino el boogaloo, un género a caballo entre el rock y la salsa, que luego daría paso a lo que hoy conocemos como la salsa brava. Con muchas letras en inglés –frecuentemente cantadas con fuertísimo acento latino–, congas y agresivos metales, el boogaloo (o bugalú) es una de las joyas que nos han regalado los latinos en Estados Unidos.
Joe Cuba, cuyo nombre era Gilberto Miguel Calderón Cardona, fue un neoyorquino de padres puertorriqueños. Fue llamado el Padre del Boogaloo y Bang! Bang!, con una letra que no habla de francamente nada, fue una de sus canciones más sonadas.
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Soy el rey salió en 1966, dos años después de que Pete Rodríguez volviera de prestar servicio en la marina. Pete Rodríguez se hizo muy conocido por este disco, cuya canción más popular es I like it like that, pero Soy el rey es igual de pegajosa y una declaración descarada y merecida de su autoridad en el género.
George Guzmán fue uno de los mejores congeros de su generación, pese a lo cual hoy en día es una figura más bien desconocida de la Fania All Stars. Guzmán fue conocido por introducir más elementos del jazz al boogaloo y así suavizar un poco su agresividad. En Marilu la trompeta de Summertime da paso a la percusión y piano más característicos del boogaloo.
La Lupe fue una de las mujeres que marcó el origen de la salsa, junto con Celia Cruz. Con un estilo irreverente y canciones que siempre muestran una intensa emocionalidad, Fever reinterpreta el clásico de Peggy Lee pasando de cantar en inglés con un fuerte acento latino a cantar en español con un ritmo más cercano al de la salsa y luego en un estilo caso operático.
Tito Puente, el Rey de los Timbales, es otro grande de la música latina nacido en Nueva York, hijo de padres puertorriqueños. Él marcó irreversiblemente cómo sonarían los timbales de la salsa y en TP Treat se siente parte del virtuosismo de Tito Puente y su orquesta junto con las histriónicas y extrañas maromas vocales que hacía.
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