Shakira se enfrenta a un delito fiscal que seguramente la llevará a juicio y podría incluso llevarla a la cárcel. Después de tres años de investigación, un juez de Barcelona ha concluido que hay “indicios suficientes” para que la artista colombiana vaya a juicio por haber eludido el pago de 14,5 millones de euros. La ley española establece que quien pase más de 183 días al año en el país es un residente fiscal y por tanto, debe pagar sus impuestos como ciudadano, cosa que Shakira no hizo desde 2011 hasta 2015. 

La Fiscalía la acusa de seis delitos fiscales en España, lo que podría terminar en una pena de cárcel. Sin embargo, la superestrella ha recurrido la decisión del juez de llevarla a juicio para retrasar la petición de cárcel por parte del Estado. Su defensa insiste en que no hay pruebas de que Shakira pasara más de 183 días en España entre 2012 y 2014 ya que durante ese tiempo la artista vivía en Bahamas.

Shakira se define en esos años como una “nómada sin raíces”. Sin embargo, los inspectores españoles no encontraron ni una sola prueba de que Shakira residiera en Bahamas en esos años. No hay nada más que un certificado de residencia, que es el que exime de pagar impuestos en el archipiélago. 

Los técnicos rastrearon la vida diaria de Shakira en Barcelona junto al futbolista del Barça, Gerard Piqué. Así llegaron a la conclusión de que los viajes de la artista al extranjero eran “esporádicos” y se debían a motivos profesionales, no a que viviera fuera de España. 

La inspectora que lo demostró estuvo haciendo un escrutinio del día a día de Shakira. Encontró que tenía clases particulares de francés y zumba en Barcelona, que visitaba a su peluquero dos veces por semana en la ciudad y que hacía compras recurrentes en unos grandes almacenes españoles. Además, llegó a conocer incluso los seudónimos que utilizaba para acudir a la clínica donde dio a luz a sus dos hijos. 

Los datos muestran que Shakira se mudó a Barcelona en 2011 tras comenzar su relación con el futbolista. Primero le alquiló una vivienda al nadador David Meca, después se trasladó con Piqué al centro de la ciudad y finalmente se compraron una casa a las afueras de la capital catalana. Pero no solo las finanzas la delatan: sus clubs de fans cuelgan en las redes las fotos de los lugares por los que pasa, un rastro perfecto para los inspectores. En el siglo XXI es casi imposible esconderse de las autoridades.