Diez años más tarde, el libro ha perdido relevancia, Ricky Martin continuó con su carrera musical, hace parte de las figuras públicas que movilizan la presión ciudadana en Puerto Rico (junto con Residente y Bad Bunny) y ha participado en numerosos programas de televisión, entre ellos “El asesinato de Gianni Versace”, donde interpretó a Antonio D’Amico, la pareja de Versace.

 

Tal vez el problema esté, entonces, en la manera en que se plantearon Ricky Martin y Pablo Alborán como figuras públicas en primer lugar.

 

Un buen punto de contraste es Juan Gabriel, el más divo de todos los cantantes que ha tenido hispanoamérica.

 

En un país tan machista como es México, Juan Gabriel tuvo desde el inicio una estética claramente afeminada, cantando sobre el amor y el desamor, sin nunca hacer ninguna clase de declaración pública sobre su sexualidad o vida privada.

 

Incluso llegó a despachar con absoluta contundencia al periodista de CNN en Español Fernando Del Rincón cuando le preguntó por su sexualidad.

 

Luego de que Del Rincón lo presionara para indagar sobre su vida íntima, Juan Gabriel insistió en que a la prensa le gusta escribir sobre la vida de las personas, en la manera en que se vulnera la privacidad de los artistas sin que esto tenga relación alguna con su obra y cuando el periodista le dijo: “Dicen… ¿Qué Juan Gabriel es gay?, el cantante respondió riéndose: “¿A usted le importa mucho? Dicen que lo que se ve, no se pregunta”.

 

Mientras twitter echa humo sobre la sexualidad de Pablo Alborán, él trabaja en la promoción de su último sencillo, publicado hace tan sólo siete días.