VMA 2019: los Latinos se roban el show y rompen con los estereotipos de la era Trump
La participación de artistas latinos en los VMA es la mejor muestra de resistencia en tiempos donde la administración Trump amedrenta a los inmigrantes.
Ayer se llevó a cabo una nueva edición de lo MTV Video Music Awards en Nueva Jersey. Los VMA son el epicentro que visibiliza las tendencias del mercado adolescente. Si en algún momento fue Madonna con Like a Virgin para la generación X, hoy lo es el reguetón o el trap para los millennials y la generación Z.
Las tendencias del mercado local se dan cita en los vídeos y en los programas del canal de televisión. Quizás decir “local” suena risible en un país de trescientos veinte millones de habitantes, por lo tanto, que Trump siga replicando el prejuicio contra los latinos suena igual de chistoso.
Estrellas como Ricky Martin o Mark Anthony susurraron en los oídos de los especialistas del mercado musical norteamericano en los años 90. Con Despacito, en 2017, se terminó de afianzar la calidad de un grupo de compositores latinos -Erika Ender, Luis Fonsi, Daddy Yankee- para ganarse un nicho de mercado y el ritmo pegajoso de una canción sedujo a un niño idolatrado dentro del star system como Justin Bieber, para terminar de expandir un hit dentro del mercado norteamericano.
Este año los VMA reflejaron, no solo en cantidad de artistas sino en premios, cómo los creadores latinos se han apoderado del mercado y han esparcido sus raíces, tanto a través de los hijos de inmigrantes como de una nueva ola de latinos que han ido a trabajar en la industria musical de los Estados Unidos.
La cubana Camila Cabello cantó una canción con título en español: Señorita. La catalana Rosalía se llevó junto al antioqueño JBalvin dos premios por su single Con Altura, y cantó con Ozuna su último éxito: Yo x Ti, Tu x Mi, mostrando que puede componer con guiños reggaetoneros y, al mismo tiempo, que su identidad marcadamente flamenca reafirma que hay una España moderna.
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Por su parte, la boyband CNCO tuvo una pequeña actuación durante la alfombra roja de los galardones, mientras la rapera Cardi B, hija de inmigrantes dominicanos y trinitarios, se llevó a casa el trofeo al Mejor Hip Hop por su extravagante sencillo Money.
Asimismo, los reyes del mainstream, Bad Bunny y JBalvin, cantaron Qué pretendes, de su último disco titulado Oasis: un show que evidenció que el reguetón puede verse fuera del prejuicio machista sin mujeres bailando alrededor de los intérpretes, sino a través de una fórmula más graciosa, con atuendos y disfraces acordes con el concepto del disco.
Más allá de premios y artistas, la repercusión de la cultura latina en premios como los VMA entrevé y estrecha lazos con el público más joven, eliminando prejuicios raciales tan profundamente arraigados en la cultura norteamericana y reflejando así a una población de cerca de 57 millones de personas con raíces hispanas, que constituyen el 17,8% de la población de los Estados Unidos.
Y es que el reguetón, ese género que se canta como el rap pero que se baila con más movimiento y soltura, representa el orgullo latino. Un género que, como en su día lo fue el folk o el pop norteamericano, ahora identifica a una comunidad política y cultural dentro de un país globalizado.
La política latina posee innumerables líderes y diversas ideologías, pero tiene ya un solo ritmo. El reguetón seguro sonará con fuerza también en las presidenciales de 2020 en la antesala a la batalla más importante contra el prejuicio republicano.
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