La odisea española de llevar la vacuna de la viruela a las colonias de Asia y Latinoamérica
Una novela gráfica recuerda la ‘expedición Balmis”, considerada el primer modelo de lucha global contra las pandemias
El 30 de noviembre de 1803 zarpaba del puerto de A Coruña la corbeta María Pita. En la embarcación iban más de 50 personas, entre tripulación, personal médico y 22 niños huérfanos que eran inoculados de dos en dos cada semana con la vacuna de la viruela para que el virus llegara “fresco” y activo al llegar a las colonias españolas de América y Asia.
Considerada el inicio de la primera campaña sanitaria de alcance mundial, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, más conocida como la “expedición Balmis”, fue una campaña impulsada por el rey Carlos IV y encabezada por el médico alicantino Francisco Xavier Balmis con el fin de vacunar de la viruela a la población de los territorios de ultramar.
Caída en el olvido durante más de 200 años, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo científica de referencia en España, decidió impulsar la publicación de dos libros que reconozcan el mérito de esta gesta y expandan su conocimiento entre el gran público.
El primero de ellos es El mar recordará nuestros nombres (Planeta, 2021), una novela gráfica dirigida a adultos y niños que narra a través de viñetas ilustradas —en su mayoría protagonizadas por los niños de la tripulación — la expedición organizada por el rey Carlos IV para vacunar de forma masiva las colonias de ultramar, y de esta forma frenar una pandemia que estaba matando a miles de personas en todo el mundo y amenazaba con dañar las arcas públicas del estado.
“Las noticias de la epidemia llegaron al rey en la Navidad de 1802. Si volvía una epidemia como la de 1792 se venía abajo todo el sistema tributario, así que era necesario ponerle freno”, explicó en una conferencia reciente en Casa América Susana Ramírez, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y coordinadora del segundo libro sobre el tema, La expedición de Balmis. Primer modelo de lucha global contra las pandemias, un monográfico publicado por el CSIC en febrero de este año que reúne una veintena de aportaciones de especialistas en historia, derecho, medicina o filología en los que se analizan las diferentes aristas de la expedición.
“La Expedición de Balmis fue una actividad sanitaria fundamental en la historia de la ciencia mundial”, explicó la investigadora de la UCM. “El propio Edward Jenner, el descubridor de la vacuna de la viruela, dijo que esta empresa filantrópica debería pasar a los anales de la Historia. Sin embargo, la actividad sanitaria quedó camuflada por las luchas de independencia y no tuvo el reconocimiento que se merecía: España mandó salud a un imperio que se estaba viniendo abajo”, añadió la especialista.
Para organizar la expedición, el Rey acudió al Consejo de Indias, y éste escogió para liderarla al médico alicantino Francisco Xavier Balmis, “un hombre que entonces ya tenía 50 años, con una formación personal y científica consolidada”, explicó Ramírez. Balmis reclutó a su vez a un grupo de personas que fueran óptimas para su proyecto.
Entre ellos estaba Josep Salvany i Lleopart, un médico catalán de 30 años, con una salud muy debilitada, nombrado subdirector de la expedición.
“No sabemos cómo lo engañó para llevárselo tan lejos. Seguramente, se fue un poco a la aventura”, observó Jiménez.
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A bordo de la tripulación médica de la expedición también se sumó la enfermera gallega Isabel Zendal, que se quedaría al cuidado de los 22 niños . Zendal está considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la primera enfermera en misión internacional de la Historia.
Héroes olvidados
Para explicar las hazañas de esta expedición científica al público familiar, el ilustrador Javier de Isusi decidió enfocarse principalmente en la historia de los “héroes olvidados” de esta aventura: Salvany, que se hacía llamar Josef Salvani, y los niños. El médico catalán fue uno de los que lo pasó peor :a lo largo de los siete años que duró su viaje — en el que aprovechó para construir centros de vacunación y juntas vacunales en todas las ciudades importantes desde Caracas hasta Perú —padeció tuberculosis, paludismo, malaria, además de perder la visión de un ojo en Colombia. Su cuerpo no resistió las subidas y bajadas de los Andes y murió en Cochabamba, Bolivia, en 1810, con apenas 34 años.
“Salvany fue el gran personaje olvidado, hasta hace poco no le dedicaron una placa en la iglesia de Cochabamba donde está enterrado” explica Isusi, ganador del Premio Nacional de Cómic 2020.
Por otro lado, Isusi pone como protagonista de varias de sus viñetas a Benito, el hijo de Isabel Zendal, de 9 años, que era uno de los 22 niños a bordo de la nave. Salvany y Benito, que se había criado sin padre, desarrollan durante la travesía una relación paterno filial entrañable.
"No nos debe importar que nadie recuerde nuestros nombres, Benito. Los mayores héroes son siempre anónimos (...) ¡El mar conoce sus nombres!", le dice a Benito a Salvany, a quien el ilustrador define como “un hombre muy afable, sensible, que caía bien a todo el mundo”. En la actualidad, Salvany da nombre al edifico de la Salud Pública Catalana, en el barrio barcelonés del Poblenou.
“Se sabe poco de esos niños, más allá de que salieron del hospicio de Santiago de Compostela y acabaron en el hospicio de Ciudad de México”, admitió Jiménez, aclarando que para la segunda misión a Filipinas se reclutaron niños mexicanos. Isusi, que ha seguido más de cerca la biografía de alguno de estos niños con la ayuda de un periodista gallego, confirma que muchos de ellos fueron adoptados por familias pudientes de México e incluso uno de ellos llegó a ser catedrático y fundador de escuelas en su país. “Se les hizo promesa de que tendrían una educación al llegar a México, que iban a tener un futuro mejor que el que les esperaba en la Coruña, y parece que la promesa se cumplió”, concluyó.
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