La ‘mordida’ de Carlos Denegri, el más influyente y “vil” de los reporteros mexicanos
El escritor Enrique Serna novela en “El vendedor de silencio” la historia del periodista Carlos Denegri, que pasó de reportero idealista a rey de las cloacas…
Si a la prensa se la llama el “Cuarto Poder” es porque puede arrojar luz sobre las corruptelas políticas, derrocar gobiernos incluso, o llevar a la quiebra a compañías de dudosa reputación velando por los derechos de los ciudadanos. Pero también al contrario…
Mancillar el honor de una persona, de eso es capaz; arrugar la palabra y tergiversar los hechos hasta que la verdad vale tanto como un boleto de lotería pasado de fecha.
Difamar y callar son el abc de la manipulación mediática. Carlos Denegri, a la sazón el líder de opinión más influyente de México y uno de los más potentes del mundo, era maestro de lo segundo. Sus columnas en el diario Excélsior podían matarte tanto como una bala. Su pluma era afilada; su mayor virtud, el arte de la extorsión.
El escritor mexicano Enrique Serna ha novelado la biografía de este reportero de quien se dijo que era “el mejor y el más vil” de los periodistas en “El vendedor de silencio”, un libro que retrata magistralmente no sólo la personalidad de un Denegri machista y alcohólico, sino también las alcantarillas del sistema político mexicano durante treinta de los setenta años de gobierno del PRI -las ominosas décadas de los 40, 50 y 60-.
Una época en que el periodismo de opinión era lo mismo que decirse “mercenario a sueldo”. Serna lo hace con una estructura en espiral que, dividida en tres partes, traga al lector como si fuera un embudo y lo transporta a través de algunos de los momentos más difíciles de la historia reciente del país sin omitir nombres y apellidos.
La historia empieza con una conversación que da título al libro y que mantiene el joven reportero Denegri con el director del Excélsior, en donde le presenta un reportaje sobre los asesinatos cometidos por unos pistoleros a sueldo del entonces gobernador de Puebla y hermano del futuro presidente de México, Maximino Ávila Camacho. La respuesta del director, que se niega a publicar el relato, marcó el camino al joven discípulo:
“Un periodista gana más dinero por lo que calla que por hacer alharaca. En este negocio no sólo vendemos información y espacios publicitarios: por encima de todo vendemos silencio”.
Mitad novela de aprendizaje “corrupto” y mitad buceo por las cloacas del poder, “El Vendedor de Silencio” nos enfrenta a los hábiles tejemanejes de las altas esferas. Como cuando Denegri, quien llegó a amasar una gran fortuna, acude a entrevistarse con el entonces gobernador Leobardo Reynoso con la intención de hacerle chantaje con una información “muy alarmante de los malos manejos de su administración”.
“Yo no lastimo la reputación de nadie sin darle una oportunidad de negociar. También escribí un artículo donde usted sale bien parado. Léalo, por favor”, le dice.
Un relato, en suma, de un México que se espera que no vuelva donde Enrique Serna (‘El seductor de la patria’, ‘Ángeles del abismo’) hace lo que mejor se le da: reconstruir el pasado.
Qué conveniente es leer hacia atrás, regresar a los viejos fantasmas para comprobar si los hilos siguen colgando de la marioneta.
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