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Matthew Goodwin con su esposa, Nahir Otaño-Gracia, e hija, Violet Goodwin-Otaño. 
Matthew Goodwin con su esposa, Nahir Otaño-Gracia, e hija, Violet Goodwin-Otaño. 

Se lanzará la primera antología de ficción especulativa latina desde Philly

El próximo verano, Matt Goodwin tiene planes de lanzar la primerísima antología de ficción especulativa escrita por Latinos titulada “Latino/a Rising”. Desde…

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El próximo verano, Matt Goodwin tiene planes de lanzar la primerísima antología  de ficción especulativa escrita por Latinos estadounidenses titulada “Latino/a Rising”. Acaba de lanzar una campaña de Kickstarter el martes con una meta de recaudar $10,000 para que todos los escritores de antologías puedan devengar un “sueldo digno”. Desde este momento su lista de autores es geográficamente diversa: los escritores proceden de California y Carolina del Norte, Filadelfia y Arizona. 

Para Goodwin, la ficción especulativa, que abarca las narrativas de la ciencia-ficción, fantasía, terror y utópico perversas, constituye un medio apto para explorar la experiencia de la migración, un proceso que puede crear sentimientos de aislamiento, fragmentación personal y una fuerte consciencia fuerte de lo absurdo.  

Hasta el momento, Junot Diaz ya aceptó presentar un cuento corto sobre un virus alienígeno que golpea a Haití. Goodwin dice que Diaz hará uso de la ciencia ficción para explorar el complicado sistema de clases de Haití.

La idea de la antología surge de las experiencias de Goodwin en el noroeste de Arkansas como defensor de los derechos de los inmigrantes. La región es la sede de Walmart Corporation y Tyson Foods y, por lo tanto, una gran población de inmigrantes centroamericanos llegó a trabajar a las fábricas. Uno de los amigos de Goodwin fue un hombre guatemalteco que trabjó en las fábricas de pollo de la localidad. “Un trabajo muy, muy duro”, dice Goodwin.

Goodwin llegó un día a la casa de su amigo por primera vez y se asustó al descubrir que la casa estaba casi vacía. Sólo había “una biblia y una caja de donas”. Se dio cuenta que su amigo no tenía el tiempo, dinero o energía para convertir un alojamiento temporal en ninguna clase de hogar, por lo que su vida giraba alrededor de la fábrica de pollos y las duras horas de trabajo que allí realizaba. 

“Fue lo extremo del asunto, este tipo de escenario de vida real y extremo, donde uno es como un trabajador solitario que solo trabaja constantemente”, dice Goodwin, lo que le recordó de obras como 1984. Y el sistema de inmigración en general con todas sus normas bizantinas y papelería aparentemente incesante le pareció como influenciado por Kafka. 

En los años que siguieron a ese momento en la Arkansas rural, cuando Goodwin decidió obtener su doctorado en literatura de la Universidad de Massachusetts, sus intereses de investigación giraban alrededor de conectar el mundo de la ficción especulativa con la experiencia de los inmigrantes latinos. 

Hasta ahora, algunas obras han sido aprobadas para la antología, pero el proyecto aún se encuentra en sus etapas iniciales. Cualquier persona puede presentar una obra en inglés, español o hasta en uno de los idiomas indígenas latinoamericanos como Quiché o Aymara. La meta principal, dice Goodwin, es darles a los escritores de color un espacio para compartir el trabajo y, a final de cuentas, con suficientes fondos recaudados, crear lugares de retiro para escritores. Y, lo más importante, permitir que los escritores latinos (hombres y mujeres) sepan, en palabras de Goodwin, “que pueden escribir así”. 

Tradicionalmente, la ciencia-ficción ha sido vista como un mundo dominado por el hombre de raza blanca, con distinguidas excepciones como la escritora afroamericana Octavia Butler o la escritora de raza blanca Margaret Atwood. El público no suele asociar a los Latinos con los géneros especulativos, (la página de Wikipedia para la ficción especulativa no incluyó a ningún autor latino estadounidense en su lista hasta que Goodwin empezó a agregarlos) a pesar del hecho que hay varios escritores que se especializan en o rinden tributo a la ficción especulativa como el nativo dominicano, criado en Nueva Jersey, Junot Diaz o el escritor chicano Ernest Hogan.  

“Ha cambiado” un poco dice Goodwin, “pero continúa. Aún es un problema”.

Fue el libro de Diaz, “The Brief Wondrous Life of Oscar Wao” sobre un torpe sabiondo e inepto social estadounidense dominicano y las similitudes entre la sangrienta dictadura de Trujillo de la República Dominicana y las obras populares de la lista de ciencia ficción y fantasía británica y estadounidense, como El Señor de los Anillos y Star Trek, que dio mayor atención social a cómo la ciencia ficción servir de apoyo a la experiencia inmigrante, y viceversa.   

Pero Goodwin espera que esta antología empuje a las narrativas especulativas escritas por Latinos más dentro de la corriente dominante.

Hasta el momento, Junot Diaz ya aceptó presentar un cuento corto sobre un virus alienígeno que golpea a Haití. Goodwin dice que Diaz hará uso de la ciencia ficción para explorar el complicado sistema de clases de Haití.  

Ernest Hogan, cuya experiencia de chicano del suroeste es marcadamente diferente a la de Diaz, presentará un escrito en el que Texas se independiza del resto de los Estados Unidos. 

Aunque es poco probable que ningún estado deje los EE. UU. en cualquier momento, la historia de Hogan adule a una eventualidad interesante: en los próximos años, los Latinos serán parte de la mayoría demográfica. Por lo que el momento cultural para el “Latino/a Rising” parece ser profundamente apropiado.  

“Cuando le cuenta a cualquier persona sobre el proyecto”, dice Goodwin, “ellos se sorprenden y llenan de emoción y dicen “¡Esto es lo que hemos estado esperando!”