Bernardine Evaristo, dinamitando los tópicos sobre el racismo
La autora de Niña, mujer, otras ha sido la primera escritora negra en ganar el Premio Man Booker.
“No todo se reduce a la raza”, le dice la escritora anglonigeriana Bernardine Evaristo a la periodista española Leticia Blanco. Evaristo ha sido la primera escritora negra en ganar el prestigioso Premio Man Booker, que ha compartido con la norteamericana Margaret Atwood, y lo ha hecho con una novela donde la autora y activista desmonta todos los estereotipos y lugares comunes relacionados con el racismo.
Un tema delicado, especialmente en un momento en que medio mundo ha salido a la calle en plena pandemia para protestar por el trato que reciben las personas racializadas en Estados Unidos.
"¿Está una princesa negra rica que va a Eton más oprimida que una persona no binaria blanca que vive en la pobreza y es marginada? Poco a poco empezamos a tener conciencia de lo que es la interseccionalidad", reflexiona.
Bernardine Evaristo lo dice con la autoridad que le otorgan todos sus años de militancia y el ser una de las grandes narradoras de la diáspora africana.
Su obra premiada, Niña, mujer, otras, aborda las complejas existencias y los obstáculos a los que deben hacer frente doce mujeres: desde una inmigrante anciana que vive en Inglaterra a una activista lesbiana que se enfrenta al gran giro de su carrera o una madre adolescente que trabaja en un supermercado.
Todas ellas personas que se enfrentan a la discriminación en su triple vertiente: por clase, raza y género. Algo que el feminismo interseccional lleva años reivindicando como aspectos inseparables.
"Hemos de encontrar nuevas maneras de hablar de la discriminación, maneras más complejas", sostiene Evaristo. Sin embargo, en un mundo donde la información viaja a tanta velocidad, ¿es posible abordar esta lucha en profundidad?
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"Dedico mucho tiempo a las redes porque son importantísimas para los jóvenes y las comunidades marginadas. Pero necesitamos argumentos más sofisticados de los que permite Twitter, que lleva a una sobresimplificación de las ideas. No es sano para la vida intelectual de nadie", añade.
Hija de migrantes, cuando el padre de Bernardine Evaristo llegó a Inglaterra, a principios de los años 50, tuvo muchas dificultades para encontrar trabajo y alojamiento. “No había novelas sobre el racismo y lo atacaban e insultaban por la calle”, dice.
Tiene un inconformismo saludable, defiende que sí avanzamos. Que esta época es de largo mejor que la que vivieron nuestros padres.
“Lo que tenemos ahora no es ninguna utopía, pero la gente de color ha accedido a todos los niveles, incluso en el gobierno”, concluye la escritora.
Niña, mujer, otras no es una historia de mártires que exigen justicia. Si no la radiografía de un país, Inglaterra, que sigue funcionando como la mayoría con prejuicios soterrados y jerarquías tan marcadas que sólo pueden ser superadas saliendo de la horma de la víctima para convertirnos en hacedores de cambios.
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