La curiosa historia del Papa que escribía novela erótica
Un Marqués de Sade con sotana inventando historias de adulterio en pleno siglo XV. ¿Cómo fue posible?
Como es bien sabido, la historia de la Iglesia Católica Romana durante los siglos XV y XVI fue tan convulsa como contradictoria. Y entre todas las historias curiosas que dio el período, seguramente la de Eneas Silvius Bartholomeus fue la más insólita, aunque no la más conocida. Bartolomé, nacido en la ciudad natal de Siena, fue nombrado Papa en 1458, sucediendo a Calixto III en el pontificado.
Hasta aquí, todo normal. Lo extraordinario emerge cuando indagamos algo más sobre la trayectoria de este clérigo, que tiene más de Marqués de Sade que de santo. En 1444, Bartolomé escribió y entregó una novela erótica de contenido más bien desenfrenado, Historia de dos amantes. Tema narrativo que tenía algo que ver también con su talante vital: se conoce que mientras trabajaba en la Cancillería Real de Viena, nuestro autor y futuro Papa se había divertido componiendo poesía de contenido subido de tono. Algo que, por otra parte, no era infrecuente ni en la cultura humanística de la época ni en la literatura germánica medieval. Para más escándalo, la protagonista de Historia de dos amantes era una dama casada que cometía adulterio.
De hecho, la historia registra casos parecidos de clérigos que escribieron narrativa cercana a la pornografía. Basta con recordar el caso sonado del español afincado en Roma y Venecia Francisco Delicado, que compuso y editó, en 1528, su relevante novela La lozana andaluza, una historia picaresca de prostitución desenfadada y sexo.
En 1525, Delicado ya había publicado en lengua italiana un texto sobre los remedios de la sífilis, un mal del que él mismo había enfermado. Y es que, a veces, el Humanismo, la revalorización de la vida humana rente a la filosofía del sacrificio, iba de la mano con cierta alegría profana. La diferencia es que Delicado no llegó a Papa.
Se sabe que Bartolomé tuvo dos hijos fuera del matrimonio, y en una carta a su padre fechada en 1443, nuestro autor defendía su promiscuidad sexual argumentando que era un asunto totalmente natural. Una idea que encontramos también expresada en los textos de varias heterodoxias de la época del tipo más moralmente relajado, de las que hicieron explosión unos sesenta años después.
La historia registra casos parecidos de clérigos que escribieron narrativa cercana a la pornografía.
Tampoco era infrecuente encontrar el tópico del clérigo lujurioso en la poesía popular europea del período. El caso de Bartolomé nos sirve para darnos cuenta de hasta qué punto abundaban los casos reales.
Sin embargo, ¿cómo pudo ascender en la Curia romana un personaje con estos antecedentes? Hay que trazar una radiografía de la Roma del momento para entenderlo. La Corte papal se encontraba profundamente dividida en aquella época. Se enfrentaban en el seno de la Iglesia dos facciones fratricidas: una, liderada por quien se convertiría en el antipapa Amadeus VIII, que pretendía que la jefatura eclesial recayera sobre el Papa y el Concilio, proponiendo un poder colectivo o colegial.
Por otro lado, el bando liderado por Eugenio IV, entendía que el poder del Papa tenía que ser único e indivisible. En 1446, parece que Bartolomé cambió de actitud y se hizo ordenar sacerdote. En la lucha que dividía la cúpula de la Iglesia, supo actuar con doblez y apoyarse en ambas facciones para, una vez derrocado el antipapa Amadeus, ir ganando prestigio bajo los pontificados de Nicolás V y Calixto III para ser elegido poco después.
Por lo tanto, nuestro insólito Eneas Silvius Bartholomeus supo hacer muy bien lo que también supo hacer Stalin en la Unión Soviética, una vez desaparecido Lenin: jugar a dos bandas hasta que fueron cayendo todas, convirtiéndose en amo y señor de la situación. Solo a través del análisis de vidas como la suya se comprende mejor la reacción protestante desarrollada durante el siglo siguiente.
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