Cómo imaginar el mundo post-COVID (y no ser más destructivo que el virus)
El Hay Festival de Querétaro ha reunido a algunas de las mejores mentes para extraer lecciones de valor de la pandemia. El mundo ha cambiado, dicen, pero aún…
Vivimos en pequeñas burbujas narrativas. Las portadas de los periódicos de hoy se parecen a las de ayer, los noticiarios de televisión parecen emplear las mismas imágenes enlatadas de hace unos meses, cuando la pandemia de COVID vivía su momento pico en muchos países.
Las vacunas YA llegan. O no llegan. Las bolsas se desploman o “siguen” desplomándose, y hay cada vez menos muertos pero más contagios. O son formas de contagio diferentes. ¿Es otra cepa? ¿Qué ocurrirá en las escuelas?
Hemos vivido siempre con una única certeza, la de que la vida nos sorprende a cada paso, y eso provoca en nosotros el temor de ser incapaces de anticiparnos, e incluso de pensar que no hay nada más que hacer que dejar que otros, en quienes hemos perdido la confianza, se ocupan del problema.
Sin embargo, para el periodista y escritor mexicano Juan Villoro, no sólo hay motivos para el pesimismo dadas las circunstancias, sino también para todo lo contrario. Así se lo refirió a BBC Mundo en el marco de Hay Festival 2020, que se ha celebrado estos días en Querétaro.
“Estamos ante una situación de emergencia, pero también hemos visto que estamos conectados pero no unidos. Ha habido una capacidad de contagiarnos pero no la misma capacidad de ofrecer respuestas comunes”, dice Villoro, consciente de que en un mundo desigual y desunidos se requieren nuevas respuestas. Pero, ¿cuáles?
Con la que está cayendo, dominados por algoritmos y con la política convertida en una tecnorreligión, las oportunidades de mejora, dice, son muchas. Es lo que suele decirse, uno cae tan abajo que ya no le queda más que iniciar el ascenso.
“La primera noción de cambio es la imaginación. Si concebimos que las cosas pueden ser diferentes, las podemos cambiar. Creo en la pulsión utópica, sin esperanza por el porvenir no puede haber una transformación. El optimismo es algo que debemos construir todos”, asegura.
Nuestras esperanza reside en la fuerza de lo colectivo; grupos de presión formados por ciudadanos que establezcan agendas diferentes y que permitan pasar de una democracia representativa que vive su último aliento a una mucho más horizontal y de acción directa.
“Se trata de cambiar la realidad”, añade el escritor. “Hay que volver a unir la ética con la política y actuar en red. No alteras la realidad con un like o un retuit; la alteras cuando tienes presencia en la vida de la gente”.
Como cuando México vivió el trágico terremoto de 2017, así lo recuerda Villoro. La gente se lanzó a la calle para colaborar entre ellos. “Esa -concluye- es la diferencia entre sociedad y comunidad”.
Mientras que para la socióloga, escritora y Premio Príncipe de Asturias argentina Saskia Sassen la existencia de este virus no debería ser vista como más amenazante de lo que es, aunque sí, en efecto, es una amenaza.
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“Hemos aprendido en nuestras ciudades a relacionarnos de manera diferente a lo que había sido antes y la COVID va a pasar, y lo vamos a olvidar. Pero lo que no debemos olvidar es que un virus que no tiene ni olor ni sonido nos ha mantenido casi prisioneros y ha dejado una marca en nuestro imaginario”, dice.
Para Sassen, este virus representa retos y cambios para nuestro presente, una “nueva modalidad”, pero no para la historia.
“¿Cuántas veces hemos estado invadidos por toda una serie de elementos invisibles sin olor ni voz? La cuestión aquí no es el virus sino nosotros, que hemos hecho del virus un monstruo”, sostiene la socióloga.
En este punto, hay una maraña de cuestiones que deben pensarse. La primera de todas es que hay muchos más agentes y tipos de vida que existen en el planeta que, por otra parte, ha sido y es violentado por el ser humano, y que el Coronavirus SARS-CoV-2 es “otro actor que tiene derecho a este aire y tierra y que vive con nosotros”.
“Este virus me lo voy a llevar mis clases con estudiantes para que no se vea con un enemigo sino con algo con el que tenemos que compartir el planeta y hemos hecho tantas destrucciones que van a venir más y más. Estamos generando la necesidad de este virus”, resume Sassen.
La científica aboga por empezar a pensar en otras maneras de cohabitar y pone el ejemplo de la pequeña Holanda, en Europa, donde han inventado nuevas modalidades de crecimiento, como la agricultura vertical, que no acaparan la tierra.
“Llamarlo ‘el virus’ no es suficiente, es una pequeña manifestación de muchos elementos y una invitación a los intelectuales para repensar algunas cosas”, concluye.
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