Aurora Levins y cómo usar la propia historia con fines curativos
Definida como una historiadora curandera, Levins plasmó en Remedios un antídoto a las heridas coloniales cuyo legado inspira a curar el pasado con “hierbas de…
Los físicos a menudo detestan que se utilicen sus teorías y conjeturas, que atienden a lo inabarcable -bien por gigantesco o por minúsculo-, para hacer filosofía de vida. Pero es inevitable que a veces estas hipótesis nos sirvan para contar la vida más allá de los átomos que nos conforman y los numerosos agujeros negros que rodean el cosmos de lo cotidiano.
En física y en el marco de la filosofía de la ciencia, hay una hermosa teoría llamada “retrocausalidad” (backward causation, en inglés) que se dedica a formular preguntas como que el futuro tal vez pueda de alguna forma afectar al presente, o el presente al pasado y que tiene en sus principales defensoras a la filósofa holandesa Jeanne Peijnenburg, quien describe cómo una imaginación expandida puede incluso alterar los sucesos ocurridos tiempo atrás.
Para los poetas y los escritores de ciencia ficción es una idea preciosa que el eco pueda ser anterior a la voz, o que modifiquemos el tiempo hacia atrás a fuerza de pensarlo. Porque recordar es una forma de viajar, y al mismo tiempo, de inventar.
Cuando la escritora y activista Aurora Levins escribió Remedios: Stories of Earth and Iron from the History of Puertorriquenas como parte de una tesis doctoral que le tomó una década, estaba de alguna forma arrugando las leyes físicas, volteando la historiografía tradicional que había afectado a lo que los boricuas y por extensión el mundo sabían de ellos mismos.
Una “historiadora curandera”, esa es Levins, cuyo libro publicado 1997 reconstruye la memoria de Puerto Rico no a partir de la historia oficial, sino de hipótesis, interrogantes y reinterpretaciones que va hilando con la propia sabiduría de la tierra en que nació.
Medio judía y medio jíbara, Levins nació en la Indiera Baja, en un asentamiento de las montañas donde en el pasado habían huido esclavos africanos, indígenas y campesinos europeos para escapar del control del Estado.
“Hijos de la tormenta” y el mestizaje que fueron etiquetados de “mulatos”, “zambos” o “pardos” por los registradores en virtud de sus prejuicios, pero con los que jamás se identificaron sus habitantes, recordaba Levins.
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“Ellos plantan la memoria en suelo rojo y aunque no necesitan situar el pueblo en ningún mapa, en boca de sus vecinos se llama Indiera”, escribió.
La historiadora planta una semilla ancestral y la deja crecer en el libro vinculándola a la botánica, en especial a la llamada Yerba Bruja, un hierbajo presente en los cafetales e invencible incluso con los mejores herbicidas que Levins utiliza, como otras plantas, para hablar de cómo la Indiera resistió a la violencia colonial.
Convirtiendo un relato sobre el pasado olvidado en una analogía con la tierra y que, en opinión de la escritora y librera Andrea Valdés, autora del ensayo Distraídos Venceremos, “usa la propia historia con fines curativos: la inventa como medicina”.
Y lo hace desde el inicio, desde el mismo comienzo de la prehistoria puertorriqueña con sus mitos sobre los orígenes y una Primera Madre que tuvo hijos hace cientos de miles de años en el África subsahariana, hasta llegar al año 1954, en que Levins nació.
“Escribir este libro requirió que confiara en mi propio pensamiento, que buscase en todo tipo de lugares inesperados información que las historias oficiales no han considerado importante, y que preguntara una y otra vez cuál es el propósito de la historia, cómo puede servir a las necesidades urgentes del presente y ayudar a construir un futuro mejor”, explicaba Aurora Levins.
Remedios no nos remite sólo a cómo el borrado histórico nos enferma, sino que supone una antídoto contra las heridas coloniales, una historia de resistencia sin victimismos añadidos por la narrativa blanca y privilegiada. Y también el efecto que antecede a la causa; la manera en que “caminar hacia atrás” supone un avance.
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