Desde los nueve años, Allan Fajardo lleva una imagen consigo que le perturbó y fascinó a la misma vez.

Era un instantánea marcada en su memoria de una escena que apareció en la televisión que miraba en su casa en la capital de Honduras, Tegucigalpa.

La imagen consistía del cuerpo de un hombre acribillado en su coche, con su chofer, también muerto. Una Biblia sangrienta a su lado. La conciencia vaga, como neblina, de que esa persona era alguien importante - y que alguien lo había matado con un propósito.

Después de varios años, luego de vivir en diferentes países y llegar a ser un “ciudadano del mundo”, Fajardo encontró un espacio para liberarse de esta imagen. Un espacio para crear una estructura permanente en el que podía elaborarla para ser no solo una imagen de las noticias fugaces, sino una historia completa, con todo el contexto de lo antes y después. Buscaba  hacer real a ese hombre misterioso, el que se había convertido en el fantasma personal de Fajardo por décadas.

Fue en el año 1989, o 1990, que Fajardo vio la noticia que lo inspiró a escribir la historia del General Arriaga, uno de los personajes principales en “Detrás de las sombras”. El hombre asesinado era un miembro del ejército que había encabezado un escuadrón élite del militar hondureño que se encargó de las desapariciones de muchas personas que ideológicamente no estuvieron de acuerdo con el gobierno hondureño. Había huido a los EE.UU y hizo otra vida allá, pero le mataron cuando regresó a su país - años después.

Con este personaje y los demás, en un libro que cambia de escenario entre Honduras y la vida como inmigrante en los Estados Unidos, Fajardo construye un retrato revelador que arroja luz sobre las etapas más oscuras de la historia de su país natal y la presencia constante de los EE.UU. en la acción.

La novela “Detrás de las sombras” — publicada hace dos meses por Casasola Editores, una casa editorial que se enfoca en autores centroamericanos, se inicia en los años 80, Fajardo nos contó en una visita a AL DÍA.

Fajardo nos explicó que el país, como patio trasero de Washington en la región, sufrió mucha violencia a las manos del gobierno derechista y las fuerzas armadas, una gran parte de la cual fueron entrenadas por el ejército de los EE.UU.

“Yo siempre pensé, hay una historia. Hay un potencial de contar estas cosas, todo lo que sucedió, porque también pasaron desapariciones en Honduras, personas fueron torturadas, fueron desaparecidas”, afirmó Fajardo.

El escritor ahora vive en Filadelfia, donde enseña el español y hace la interpretación y traducción. La ciudad misma llegó a ser parte importante de su novela y sirve como escenario para los personajes que Fajardo dice representan lo que es ser inmigrante.

“La historia sucede en Honduras en los años 80, pero también juego con los tiempos, y traigo la historia hacia el presente, hacia la realidad que estamos viviendo ahora”, dijo Fajardo.  Explicó que quería entrelazar las vidas de los personajes y los tiempos en ambos contextos para reflejar la realidad: que los EE.UU. ha estado directamente relacionado con los asuntos domésticos de los países de Centroamérica y los efectos de esos eventos pasados siguen impactando a los dos países hoy en día.

Pero no es una novela “política”, insistió Fajardo, quien dice que al fin de cuentas, su novela debe ser un escape que sirve como una buena historia que engancha, y que hace que el lector se siente trasladado a otro mundo.

“Quise contar una historia, y quise representar más que todo la parte humana, no, como los miedos, las emociones, que todos los seres humanos tenemos, y el General Arriaga tampoco es la excepción, porque también fue, o es, un humano”.

Se puede encontrar “Detrás de las sombras” en línea en la página web de Casasola Editores.