El programa “Abierto por Restauración”, impulsado por el Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, invita a los ciudadanos locales y a los extranjeros que visiten Madrid a subir a la parte alta de la Puerta de Alcalá.

Este monumento histórico y emblemático enclavado en la conocida calle Alcalá de la capital española se encuentra en una fase previa a su restauración. Por ese motivo y buscando sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de preservación de los bienes culturales, el organismo ha puesto a disposición de los interesados en participar de esta nueva experiencia 5.200 entradas, que se debían gestionar en una página web. En menos de 10 minutos, todos los tickets se agotaron. 

La visita a la parte alta de la Puerta de Alcalá se realiza gracias a un andamio. Las personas estarán acompañadas en todo momento por un guía. El recorrido por el área perimetral de la puerta dura 50 minutos. 

Esta experiencia permite descubrir este monumento emblemático de Madrid y tener unas vistas de la conocida calle Alcalá hasta Cibeles. 

Las visitas a la parte alta de la Puerta de Alcalá comenzaron el último fin de semana de julio y se desarrollarán hasta el 2 de octubre. Aquellas personas que, en esta ocasión, se quedaron sin entradas, podrán tener la oportunidad de repetir la experiencia en 2023 cuando se inicien las obras de restauración. 

Sobre la Puerta de Alcalá 

Situada en el centro de la Plaza de la Independencia, la Puerta de Alcalá es una de las cinco antiguas puertas reales que daban acceso a la ciudad de Madrid, construida por mandato de Carlos III para sustituir otra anterior que databa del siglo XVI. Esta puerta, inaugurada en 1778, se encuentra al lado del Parque del Retiro y en ella confluyen calles tan destacadas como Alcalá, Alfonso XII o Serrano, y constituye uno de los iconos turísticos de Madrid.

Diseñada por Francesco Sabatini, la Puerta de Alcalá es un arco de triunfo de granito de estilo neoclásico, el primero construido en Europa tras la caída del Imperio romano, precursor de otros monumentos conocidos como el Arco de Triunfo de París o la Puerta de Brandeburgo de Berlín. A diferencia de la Puerta de Toledo o la de San Vicente, cuenta con cinco vanos en lugar de los tres habituales.