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Barcelona unirá su paseo marítimo con un parque

La ciudad quiere unir sus playas con el resto de la ciudad convirtiendo 2 kilómetros de asfalto en un parque 

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Hace años que Barcelona tomó la sabia decisión de reencontrarse con el mar y reabrirse a sus playas. No son las mejores de España, pero sí entrarían en un top 10 de playas urbanas. Ahora, la ciudad quiere mejorar ese espacio que une sus playas con el resto de la ciudad. El objetivo es convertir casi 2 kilómetros de puro asfalto en un paseo marítimo en forma de parque. 

Las obras costarán unos 45 millones de euros (52 millones de dólares aproximadamente) y completarán la “fachada de la ciudad”. Barcelona quiere innovar en la naturalización de ese espacio, dándole nuevos usos ciudadanos a la costa urbana. La idea lleva por nombre “De parking a parque” y ya ha completado la primera parte: ya no se puede aparcar en esa zona. 

El nuevo parque tendrá en cuenta la crisis climática y la especial fragilidad de la zona por un previsible aumento del nivel del mar. Pero el césped no crecerá hasta 2023, cuando el proyecto podrá ponerse en marcha. Ahora mismo, el plan está abierto a las aportaciones de los vecinos y entidades de la zona en un proceso participativo. 

En esta fase, la ciudadanía puede opinar sobre cómo incluir la perspectiva de género en el futuro parque, cómo hacerlo accesible y cómo moverse hasta él y en su interior, entre otros debates. Cuando acabe esa lluvia de ideas, los autores tendrán un año para desarrollar un proyecto que satisfaga todas las necesidades de la vecindad. 

También habrá que esperar a que el Estado dé el paso de conceder a Barcelona la competencia para gestionar su frente marítimo terrestre. Una vez se haga ese traspaso, la ciudad quiere instalar también en ese espacio un equipamiento para la ciudad. Entre las opciones, todavía lejanas, están un zoo marino o una sede del museo Hermitage.

Todo para que un lugar privilegiado frente al mar se convierta en un paso que locales y visitantes sabrán aprovechar. La pandemia había desolado aún más una zona en la que apenas se desarrollaban eventos y que la mayor parte del tiempo era un parking para coches. Hoy ya no aparcan allí vehículos, pero el pavimento sigue lleno de baches. Los barceloneses se habían acostumbrado a evitar el lugar porque aunque está frente al mar, no invitaba a pasear.  

Esos 2 kilómetros son los únicos que faltan para unir a Barcelona con los pueblos y ciudades del norte, en el camino hasta la Costa Brava. Como inspiración, la idea bebe del Brooklyn Bridge Park de Nueva York. Pero en vez de vistas a los rascacielos, estará el mar mediterráneo.