Mucha agua ha pasado bajo el puente desde Enero de 2015: Dilma Rousseff ha sido revocada de su cargo; Donald J. Trump es el Presidente Electo de los Estados Unidos, la derecha política parece resurgir de las cenizas y Venezuela está sumida en la hambruna más devastadora de su historia republicana.

Pero para algunos personajes políticos la realidad sigue siendo la misma. Tal es el caso del dirigente Opositor al Gobierno Venezolano, Leopoldo López, quien ha estado internado en el centro de detención militar Ramo Verde, a las afueras de Caracas, desde el 18 de Febrero de 2014.

Tras la orden de detención emitida por el juez Ralenis Tovar Guillén el 20 de Febrero, López ha estado privado de libertad, y la sentencia del juicio ilegal llevado a cabo por el gobierno venezolano – y confesado por Franklin Nieves, el fiscal del juicio quien huyó a los Estados Unidos en octubre del 2015 – dictaminó el aprisionamiento del líder político por 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas, por los daños ocurridos durante las Guarimbas, que alentaron un movimiento popular de rechazo al gobierno dictatorial.

En medio de su retórica populista, el Presidente Designado Nicolás Maduro prometió en enero de 2015, después del acto de posesión de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil, que estaba dispuesto a intercambiar a Leopoldo López por Óscar López de Rivera:

“La única forma que yo usara las facultades presidenciales que tengo para liberarlo, es para montarlo en un avión que vaya a los Estados Unidos, lo deje allá y me entreguen a Óscar López Rivera”.

Precisamente, el día 17 de Enero, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama indultó al nacionalista puertorriqueño López Rivera, quien fuera detenido y sentenciado en 1981 a 55 años de cárcel federal por conspiración sediciosa, uso de la fuerza para cometer robo, transporte interestatal de armas de fuego y conspiración para transportar explosivos, y a cuya condena se le sumarían 15 años más en 1988 por intentar conspirar desde dentro de la prisión.

Tanto la defensa de Leopoldo López como el resto del país se pregunta si el presidente Maduro estará dispuesto a cumplir, por primera vez, su palabra.