De Filadelfia a Puerto Rico: Propulsado por el pueblo
La organización comunitaria en la diáspora ha marcado la diferencia para los puertorriqueños que luchan por recuperarse de los terremotos recientes.
Unas horas después de que el terremoto de 6.4 grados de magnitud sacudiera a Puerto Rico en las horas previas a la madrugada del 7 de enero, los Phily Boricuas, una organización comunitaria local en Filadelfia, convocaron una reunión de planificación de emergencia en Providence Center, en Fairhill, Filadelfia.
Los organizadores decidieron encabezar una campaña de socorro para las áreas más golpeadas en la parte del sur de la isla, y empezar a recolectar donaciones para crear mochilas de emergencia.
El grupo, que a partir del 28 de enero envió 1, 276 libras de donaciones a la isla, trabajó con otros socios en Filadelfia y en Puerto Rico para reunir y distribuir los suministros esenciales.
Estos constituyen ejemplo local de la modalidad de la organización comunitaria en toda la diáspora de Puerto Rico y en la isla que ha surgido debido a la desconfianza de los puertorriqueños en la capacidad y voluntad de su propio gobierno para responder de manera eficaz a los desastres naturales.
Desde una plataforma abierta en línea llamada SuministrosPR, que permitió que se obtuviera una lista completa de las necesidades de cada vecindario y municipalidad individual afectada por los terremotos recientes, hasta las mochilas de emergencia que los organizadores de los Phily Boricuas, Puchi De Jesús y Adrián Mercado entregaron de campamento en campamento de puerta en puerta, en una visita realizada a la isla del 18 al 21 de enero, han sido los esfuerzos de socorro no afiliados al gobierno, propulsados por los ciudadanos que han servido como los primeros en responder al más reciente desastre natural de Puerto Rico.
El 15 de enero, el presidente Donald Trump declaró una gran catástrofe en la parte del sur de la isla, liberando algunos fondos federales de asistencia “de manera continua”. Ese mismo día, el Secretario del Departamento de la Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD por sus iniciales en inglés) Ben Carson autorizó la liberación de $8.2 millardos adicionales los más de $18 millardos de asistencia aprobada por el Congreso designados a la isla después del huracán María.
Aunque muchos puertorriqueños aplauden la liberación de los fondos del HUD, también dicen que es muy poco y muy tarde ya que la respuesta del gobierno al desastre ha sido demasiado lento para satisfacer las necesidades de más de 8,000 personas que han sido desplazados debido a los terremotos.
Cuando aterrizaron en Puerto Rico el 18 de enero, con las donaciones y mochilas de emergencia, Mercado y De Jesús utilizaron el mapa de Geological Survey para identificar dónde estaban ubicadas las áreas más golpeadas en la isla. Enfocaron gran parte de sus esfuerzos de distribución en Guánica, Yauco, y Guayanilla, los tres pueblos más afectados.
También utilizaron las listas e información de contactos en el sitio web de SuministrosPR para planificar las áreas que debían visitar y distribuir los suministros, conforme a las necesidades publicadas por los campamentos individuales. El sitio web --diseñado por Juan Pablo Díaz, un reconocido comediante y anfitrión del programa de Youtube, Estado Crítico, junto con Giovanni Collazo, Orlando Vélez y Javier W. Vélez, --despegó desde que fue lanzado el 12 de enero. Actualmente es recomendado por la Agencia federal para la gestión de emergencias (FEMA por sus iniciales en inglés) misma, como una herramienta valiosa para la distribución de ayuda.
El viaje de Mercado y De Jesús los llevó a los refugios oficiales administrados por el gobierno y a los campamentos no oficiales en toda la región, algunos de los cuales consistían en carpas levantadas en campos de béisbol, o sacos para dormir en edificios escolares.
Durante el curso de su visita, se enteraron que muchas personas aún no cuentan con un plan de emergencia sobre cómo salir de su casa o su vecindario en caso de otro sismo importante o un tsunami, aunque ya ha pasado más de una semana desde el fuerte terremoto y mientras se viven los temblores secundarios a diario.
“Con la gente aún en el lugar y viviendo en casa que están en peligro de colapsar, uno tiene que tener un plan… Nuestra meta era solo preparar a las personas para que supieran qué hacer en caso de una emergencia”, dijo Mercado.
Esa seguridad también ayuda a aliviar parte de la tensión que experimentan muchas personas debido a la amenaza constante de los terremotos, y la incertidumbre que continúa ya que el gobierno aún no ha proporcionado un plan para la reconstrucción de las comunidades.
Mercado informó que muchas personas con las que conversaron mientras distribuyeron los suministros dijeron que no habían interactuado con ningún funcionario del gobierno; un hombre en Playa Santa le dijo a Mercado: “Solo han sido personas como usted, personas comunes, que pasan por acá”.
La frustración hacia los políticos municipales locales así como hacia el gobierno en toda la isla ha ido creciendo entre muchos de quienes han sido desplazados.
Mercado dijo que en Guánica, por lo menos un líder del campamento dijo que el alcalde del pueblo no se había presentado en el campamento hasta cinco días después del terremoto. Y el 27 de enero, la alcaldesa de Ponce, María “Mayita” Meléndez, recibió críticas por informarle a un reportero que a la gente en el campamento en Ponce “le encantaba” vivir allí, considerándose una respuesta fuera de lugar pronunciada tan solo unos días después de que uno de los principales campamentos en esa área había sido inundado el fin de semana pasado.
Desde el descubrimiento, el 18 de enero, en Ponce, de una bodega de suministros de asistencia no utilizados desde el Huracán María, el llamado por la renuncia de la gobernadora Wanda Vázquez ha aumentado. La incapacidad de Vázquez de publicar un plan para el refugio permanente de quienes fueron desplazados, así como el bloqueo continuo de los fondos federales por parte del Departamento de la vivienda y Desarrollo Urbano, han contribuido a lo que Mercado describe como una perspectiva “cínica” que tienen muchos puertorriqueños en cuanto a la posibilidad de obtener apoyo del gobierno, ya sea de La Fortaleza en San Juan o la Casa Blanca en Washington, D.C.
Todo esto significa que los puertorriqueños como Mercado lo consideran menos que un triunfo que de nuevo, los ciudadanos y residentes comunes se ven obligados a reiniciar operaciones de ayuda en el lugar de la asistencia del gobierno.
“Ofrece optimismo sobre las personas que participan y hacen su parte, y llenan el vacío, pero a la vez, uno se siente enojado y deprimido al respecto”, dijo Mercado.
“Realmente es descabellado que un grupo de Filadelfia… se puso manos a la obra, y no sólo nosotros sino básicamente todas las personas en la isla, se dieron a la tarea y evadieron todo el proceso del gobierno para responder a este desastre natural”, agregó.
Como escribió Benjamín Torres Gotay en una columna de opinión en El Nuevo Día el 19 de enero, SuministrosPR quizá haya sido el “ejemplo más claro de la respuesta de los ciudadanos ante el colapso de las instituciones”, ya que Díaz y sus amigos pudieron “de forma rápida y sin costo crear lo que sabemos, con el corazón en la mano, que el gobierno hubiera hecho de forma tardía, costosa y mal”.
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Para Karen Rodriguez, quien era uno de los organizadores de la protesta Power 4 Puerto Rico frente a las oficinas de HUD en Center City, Filadelfia, el pasado 15 de enero, lo que Mercado y De Jesús observaron en su visita a la isla después del fuerte terremoto del 7 de enero, no es nada nuevo.
Rodríguez dice que tanto los esfuerzos de los manifestantes para exigirle al HUD que libere la asistencia, como la campaña de socorro para el terremoto, son los ejemplos más recientes de las formas en que la diáspora puertorriqueña en el continente estadounidense ha llenado los vacíos para ayudar a los puertorriqueños en la isla.
“De no ser por la comunidad de la diáspora, tendríamos gente muriendo de hambre en Puerto Rico. Porque inmediatamente después del huracán María, cuando el gobierno respondió muy lentamente, fuimos nosotros los que movilizamos a todas nuestras comunidades puertorriqueñas en todo el país, y encontramos la manera de llevar alimentos, agua, y todo lo que las personas necesitaban, a la isla” le dijo Rodríguez a AL DÍA en la protesta del 15 de enero.
“Y estamos haciendo lo mismo otra vez”, agregó.
Un grupo de alrededor de diez manifestantes quienes se reunieron en el norte de Filadelfia el 20 de enero hicieron eco de la perspectiva de Rodríguez; señalaron las acusaciones de corrupción que se remontan a la respuesta al huracán María como indicación del incumplimiento por parte del gobierno.
“Trabajé en Puerto Rico, y puedo decir que no tuvimos acceso rápido a muchas cosas porque
[los funcionarios de gobierno] nos detenían,” dijo Charito Morales, enfermera y organizadora comunitaria en el Providence Center, sobre su experiencia en los esfuerzos de socorro de emergencia en la isla inmediatamente después del huracán María.
El hallazgo de las bodegas el 18 de enero fue evidencia, dijo Morales, de lo que muchos puertorriqueños ya sospechaban.
“Por este motivo, 4,645 personas y muchas más murieron”, dijo ella, citando el número de muertes del huracán María que fue calculado en el informe de 2018 por la Escuela de Salud pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard.
Mercado dijo que la gente apreciaba el hecho que habían volado a la isla desde Filadelfia para apoyar a las comunidades en el lugar. Dijo que “se siente bien ser parte de” una red más grande que ofrece apoyo, inclusive de otros puertorriqueños en la isla así como de las comunidades de la diáspora en Florida y Nueva York.
Pero al final de cuentas, Mercado dijo que la organización comunitaria no será suficiente.
“Existe optimismo en cuanto a que después de los desastres naturales, Puerto Rico pudo pudo más o menos hacer este tipo de trabajo después del huracán y después del terremoto, pero hay un límite en cuanto a lo que los grupos pequeños pueden hacer”, dijo Mercado.
“La caridad solo llega hasta cierto punto.”
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