Si usted se preguntaba qué deseaba el presidente Trump en un Fiscal General, la actitud de William Barr en su audiencia ante el Senado esta semana puede darle una idea.

Desde que el entonces Fiscal General Jeff Sessions se recusara de la investigación rusa a principios de la Administración Trump, el presidente se quejaba constantemente de estar “desprotegido”, como si la figura de Fiscal General fuera la de su abogado personal.

La juramentación de William Barr para sustituir a Sessions, y la súbita conclusión de la investigación Mueller, dieron a entender que Trump finalmente había conseguido lo que buscaba.

Sin embargo, los Demócratas, ahora con mayoría en la Cámara de Representantes, no dieron indicios de quedarse con los brazos cruzados.

La publicación del informe Mueller con las redacciones de Barr, y las subsecuentes cartas “de resumen” del Fiscal, obligaron al Senado a convocarle a una audiencia esta semana, donde el Fiscal demostró sin tapaduras que su fin último era el de proteger al presidente Trump.

A pesar de la publicación de una carta dirigida a Barr y firmada por Robert Mueller a tan sólo días de que Barr publicara su primer resumen, y en la que el abogado especial le acusaba de “haber fallado a la hora de capturar el contexto, la naturaleza y la sustancia” de su investigación, Barr descalificó el asunto ante el Comité Judiciario del Senado y aseguró que la carta podría haber sido escrita por alguien del equipo de Mueller y no por el mismo abogado.

El detalle se encuentra en que, tal y como subrayaron los demócratas, Barr dijo hace tan sólo semanas al Congreso que “no sabía si Mueller estaba o no de acuerdo con su resumen de la investigación”.

A todas miras, se trataba de una mentira bajo juramento ante el órgano judicial más importante del país.

Asimismo, y ante el cuestionamiento demócrata sobre los 10 episodios descritos en el informe en los que el presidente habría intentado obstruir la justicia, Barr aseguró que “eran perfectamente legales” y, para sorpresa de todos, “dijo que el presidente podría pedirle a un subordinado que no se recusara a sí mismo” así como “solicitar la remoción del Sr. Mueller”, según reportó el New York Times.

Los Republicanos en el comité, por su parte, se unieron en coro al Fiscal General a la hora de defender la “absolución” del presidente, y desviaron la atención de la audiencia hacia la añorada investigación de Trump contra el FBI y un supuesto plan de “espionaje” en su contra durante las elecciones del 2016.

En cuanto a la investigación rusa y la obstrucción de la justicia, los senadores republicanos dijeron “se acabó.”

Tras asegurar no tener “objeción alguna” en que Mueller testifique ante el Congreso, Barr cumplió con responder las preguntas y decidió ausentarse de la subsecuente audiencia, esta vez frente al Comité Judiciario de la Cámara, encabezado por los Demócratas.

“No tendremos más remedio que actuar rápidamente para detener al Fiscal General, sí el se rehúsa o no negocia de buena fe”, dijo el presidente del Comité Jerrold Nadler, representante de Nueva York. “Pero el Fiscal General debe tomar una decisión. Cada uno de nosotros debe hacer la misma elección. Esa elección cae ahora en manos de nuestra oficina”.

“La elección es simple: podemos hacer frente a este presidente en defensa del país y de la Constitución que amamos, o podemos dejar pasar el momento”, agregó.

Por su parte, la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, acusó a Barr de “no haber dicho la verdad ante el Congreso de Los Estados Unidos”, asegurando que “eso es un crimen”.

La negativa de Barr de comparecer ante el Comité de la Cámara se suma así a la oleada de demandas y obstaculizaciones que ha encabezado la Casa Blanca para evitar que el Congreso acceda a los reportes financieros del presidente, de su familia y su organización, así como a otros asuntos como el censo 2020 y las declaraciones del personal de la Administración durante la investigación Mueller.