LIVE STREAMING
Silvina Moschini. Foto: Flickr SheWorks!
Silvina Moschini. Foto: Flickr SheWorks!

Silvina Moschini: teletrabajo, brecha de género y la lucha por los derechos humanos. Parte 2

Segunda parte de la entrevista a Silvina Moschini, quien está usando la 4ta revolución industrial para cerrar la brecha de género e impulsar la transparencia…

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Dia de los Veteranos EEUU

¡Alerta mundial climática!

2024: el año más caliente

Noticias Sostenibles:

El nuevo Nobel de Economía

La IA y el Nobel de Física

¿Quién quiere ser el jefe?

¿Adiós al trabajo remoto?

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Esta es la segunda parte de la entrevista a Silvina Moschini, la CEO de Transparent Business, SheWorks! y Yandiki. En esta parte de la entrevista hablamos sobre sus proyectos en varios países de América Latina (tanto enfocados a mujeres como a la ciudadanía en general) y sobre cómo la tecnología de Transparent Business también puede ser aplicada a la lucha contra la corrupción en el sector público.

Transparent Business tiene un fuerte componente de Data Transparency. ¿Cuál es la historia del origen de Transparent Business y cómo ha servido en este tiempo para buscar reducir la brecha de género?

El Data Transparency tiene muchos elementos, uno es transparencia en la compensación: que sean públicos los datos de cuánto se paga por cada posición. El data transparency también tiene que ver con el acceso transparente a data que permite la validación o auditoría del trabajo distribuido y eso es lo que nosotros hacemos en Transparent Business.

Pero en lo que tiene que ver, por ejemplo, en data transparency para compensación, nosotros lo que hacemos es tomar indicadores de cada mercado para poder tener las medias de cuánto vale cada posición en cada mercado, no hacer que la gente compita por trabajos, porque eso lo que hace es que le baje la compensación a la gente. Y baja la calidad del trabajo, porque se convierte en un mercado de pulgas: siempre termina ganando el proyecto el más barato y no necesariamente el mejor. Entonces gente buena no tiene chance y devalúa mucho la jerarquización.

Nosotros buscamos jerarquizar el trabajo diciendo: “no importa dónde está esta persona, nosotros te vamos a encontrar la mejor persona para el trabajo”. Salió hace unos días una nota en El País, en España, que decía que era como el Tinder para conseguir trabajo, porque mi inspiración fueron los Dating Sites. Es un juego de números, al final del día, es la base de datos y utilizar algoritmos, y podés encontrar muchas más posibilidades de tener un “fit”. Creo que eso es importante.

¿Cómo surgió la idea? Luego de que colapsó la economía aquí en Estados Unidos, yo me fui a vivir a Europa. Yo tenía en aquel momento una empresa bastante grande de visibilidad en internet: hacíamos online visibility, partner relations, multimedia, software… y tenía como 350 desarrolladores, diseñadores, expertos en contenido por todos lados, en oficinas. Y la crisis te hace que replantees cómo tienes que hacer las cosas para hacerlas más eficientes, es por eso que de los lugares menos pensados surge la innovación, porque si estás tranquilo nada te fuerza a pensar.

Y en eso lo que vimos fue que necesitábamos hacer más eficiente la gestión de nuestro equipo interno y por eso desarrollamos un software para traer transparencia a la gestión de equipos distribuidos y poder contratar gente con modelos más flexibles, especialistas, en vez de tener generalistas que hicieran un poco de todo, y nos dio la oportunidad de contratar mejores recursos, de crecer más eficientemente y tener clientes mucho más contentos porque podían ver lo que estábamos haciendo y podían ver que no estábamos sobrefacturando.

Y dijimos “¡Wow! Esto, si nos sirve a nosotros, le va a servir a mucha otra gente que está en la misma oportunidad” y fuimos haciendo negocios, distintas evoluciones, corrigiendo, arreglando detrás, relanzando la plataforma. Empezamos a comercializar hace un año y medio un poquito más agresivamente, porque vimos que el mercado, ahora sí, estaba listo para adoptar esto de manera masiva. Antes era súper raro, ahora es normal.

Silvina Moschini. Foto: Flickr SheWorks!
Me llama la atención de Transparent Business pensar en sus implicaciones no solamente para la empresa privada sino también sus potencialidades para el sector público. Porque un gran factor relacionado con las crisis sociales que hemos visto recientemente en América Latina es la corrupción. Un trabajo como el que están haciendo puede tener implicaciones muy interesantes con relación al control de la corrupción en nuestros países. ¿Han usado Transparent Business para trabajar con el sector público?

En Estados Unidos hemos iniciado una ofensiva legislativa educando legisladores sobre la importancia de elevar el estándar de gobernanza y transparencia, mostrándoles cómo la tecnología hoy podría transformar de manera dramática las finanzas del Estado eliminando el fraude por sobrefacturaciones. Y esa iniciativa, que se llama avoidoverbilling.com fue recibida tan bien que ya es proyecto de ley, fue presentado en 33 estados más Puerto Rico.

La hemos pasado por unanimidad, casi sin dinero, yendo y explicándoles que hoy, por falta de control, porque todo vale, el Estado está utilizando el dinero de la gente para sobrepagar a proveedores.

Un caso concreto que les mostramos como ejemplo es del SAIC Overbilling. Les dijimos: por falta de control a los servicios que se prestan al gobierno, en este caso de servicios profesionales, una sola compañía le sobre facturó 500 millones de dólares al gobierno de la ciudad de Nueva York. Un solo proyecto, una sola compañía, medio billón.

Presentamos este proyecto de ley diciendo “Lo único que le pedimos al gobierno es que eleve el estándar de requerimiento de transparencia y que, si un proveedor le envía un invoice por servicios, que se puedan auditar: que puedan mostrar que están trabajando efectivamente y no jugando al solitario o mirando videos en Youtube con el dinero de los que pagan impuestos”.

Y pasamos por unanimidad la cámara de diputados completa en New Jersey, 75 votos contra 0, dos de los comités más importantes del Senado y estamos esperando la votación para que pueda ser ley.

Si pasa, se va a eliminar una enorme parte de la corrupción. La corrupción siempre encuentra un lugarcito, pero le estamos cortando las oportunidades.

En Colombia estuve reunida con Marta Lucía Ramírez y me habló de dos proyectos: Uno, Colombia compras eficientes: ese proyecto lo que hace es traer datos para que puedan contrastarse que quienes son los proveedores de servicios, que le van a estar dando servicios al Estado efectivamente estén calificados para hacerlo. Que no tengas una compañía que es una panadería y quiere hacer un puente. Y el otro, que en mi equipo de trabajo lo veo con la contraloría, es el Proyecto Océano que también tiene ese mismo objetivo: traer transparencia a las cuentas públicas.

Lo que nosotros estamos buscando es decir: “Bueno, el concepto de asegurar que el proveedor que elegí sea adecuado, es muy importante. Pero el proceso de compra no termina con elegir el proveedor. Tenés que asegurar que te entreguen lo que dicen que te van a entregar”. Y es ahí donde nosotros aportamos la tecnología, que no le cuesta absolutamente nada al gobierno, para elevar el estándar de transparencia de compra.

Entonces nuestra tecnología tiene dos grandes usos de impacto social y económico en nuestros países: elevar el estándar de gobernanza, para llevar transparencia y evitar corrupción (en esto yo trabajo mucho, soy parte de la agenda del Foro Económico Mundial), elevando las expectativas de los gobiernos cuando contratan.

Y, por otro lado, cómo ayudas as crear empleo flexible y distribuido para evitar la fricción social que hay a causa de la pobreza, el desempleo y la distribución desigual de oportunidades.

Nuestra visión es crear oficinas de empleo digitales donde podamos sumar la patita de educación digital; nuestro objetivo es esta parte hacerla gratuita para que no sea un limitante. Porque, si no, los que ya tienen, tienen más. Y estamos trabajando con distintos programas. En Ecuador queremos iniciar con un programa para jóvenes y casi chicos, porque Latinoamérica tiene la pirámide poblacional más joven del mundo y, lamentablemente, los jóvenes son los que hoy están siendo considerados “ni-ni”: ni estudian, ni trabajan. Pero no tienen, necesariamente la culpa: no hay oportunidades. Las oportunidades están en las nuevas tecnologías, donde no se limiten a lo que pueda producir el país.

Entonces lo primero es que buscamos financiación: en el caso de Guatemala nos ayuda el BID, estamos buscando compañías, cofinanciando una partecita nosotros, pero buscamos socios para que podamos darle esto gratis a los chicos. Y luego, cuando empiezan a trabajar, ellos van a volver para que podamos sumar más gente y eso es importante porque somos una startup de impacto social, no una fundación: tenés que buscar un modelo de negocio para poder hacerlo sustentable, idealmente escalable y rentable.

Una vez que conseguís entrenar, por ejemplo, en el caso de Guatemala nuestro objetivo en el piloto es de 5,000 mujeres, una vez que estas mujeres se emplean, parte de lo que van a ganar va a ser para poder crear la siguiente cohorte de muchachas y “pay it forward”. Que todas tengan una responsabilidad en devolver, porque si no creás un modelo paternalista, que funciona bien para que te voten, pero no para sacar a los países adelante. Redistribuyes mejor la riqueza.

Silvina Moschini. Foto: Flickr SheWorks!

Es decir que los proyectos que están haciendo a través de Transparent Business funcionan como Endeavor.

Sí, yo soy emprendedora Endeavor. Cuando eres emprendedor social no piensas solamente en ganar dinero. Ganar dinero está muy bien, no te tienes que preocupar por problemas prácticos, pero no es el fin. Yo no lo siento así. El dinero creo que viene eventualmente como una consecuencia de hacer cosas que mejoran el mundo y la vida de la gente. Y en nuestro caso nos preocupa mucho también el tema del planeta, que no es un tema menor.

Transformar los mercados laborales, haciendo que la gente pueda trabajar desde cualquier lado, también impacta la polución y el tráfico. Creo que eso es súper importante: es la mirada que tenemos los emprendedores que nos definimos como emprendedores sociales. A mí me pagarían mucho más dinero si me fuera a trabajar para Airbnb o para Amazon, que lo que me pago yo como emprendedora aquí: no lo hago por el dinero. Lo hacés porque creés que tenés un chance, un big shot de mejorar la historia, de mejorar la vida de la gente.

Y en eso, filosóficamente, yo vengo de Endeavor. La primera compañía que Endeavor apoyó fue patagon.com, con lo cual cuando Endeavor recién arrancó yo vi cómo ayudaban a esta compañía y el ADN de los emprendedores Endeavor está en devolver. Por eso yo soy mentora de un montón de proyectos. A mí me gusta mucho trabajar con mujeres. Soy parte del Google launch for women, de 500 Startups, del Google Lauchpad, que es unisex, de las organizaciones que se te ocurran: de WeXChange, del Banco Interamericano de Desarrollo, de Wayra… le gasto un montón de tiempo a esto con mucho, mucho cariño, y con una satisfacción enorme.

Silvina Moschini. Foto: Flickr SheWorks!

¿En qué proyectos están “paying forward” lo que han construido?

Estoy muy ilusionada porque ahora tenemos a Telefónica como inversor y ellos nos van a ayudar mucho para escalar globalmente porque el mayor desafío que tienes como emprendedor es vender una solución disruptiva de una marca desconocida: no te creen en ningún lado. No te creen que eso va a pasar, ni que lo podés hacer. Ahí es donde viene el valor de la marca, que tener un aliado como Telefónica te da muchísima credibilidad, es una gran empresa que te ayuda a poner la cara y decir: nosotros te vendemos esta solución para que podás implementar programas de e-work, o para que puedas monitorear a tus contratistas o contratar a personas de economía naranja o mujeres, para cortar la brecha de género. Nos aceleran globalmente: vamos a capitalizar la fuerza que tienen ellos para poder llegar a mercados globales donde ellos ya están. Eso nos hace mucha ilusión.

Me hace mucha ilusión poder llevar SheWorks! Academy, y si Dios quiere, poder conseguir financiamiento para llevarlo a muchos países que nos lo han pedido, que me agobian y tengo que decir “Tenme paciencia”, porque no puedo.

Si yo quisiera llevarlo en escala global, la única razón por la que podría hacerlo es con acceso a capital que nos permita decir “Vamos a abrirlo” y tener recursos ilimitados porque esto no es solamente tirarles training online, eso no sirve.

Tenés que tener el entrenamiento, que tiene una parte sincrónica, y son clases en vivo (como si fuera un masterclass) a través del teléfono o la computadora, clases grabadas, contenidos de soporte, una comunidad detrás, para que pueda apoyarte y un coach: cada estudiante va a tener un coach que le va a decir: “A ver, Ana, acabaste aquí, ¿qué pasa que no entregaste tu tarea? ¿cómo te puedo ayudar? ¿qué necesitas?” tanto técnico como operativo. Y para eso necesitamos ir armando esta red de mentores y coaches, la tecnología, el contenido, integrar contenido de terceros que es tan bueno que no necesitas reinventar la rueda, salir a buscar las alianzas para poder tener el pipeline de estudiantes… lo estamos viendo con Ecuador, con Costa Rica, con Panamá, con República Dominicana, en Colombia me encantaría hacer esto, creo que hay miles de oportunidades para mujeres.  En Colombia en particular: es uno de los países donde tienen mayor nivel de educación de América Latina.

A Colombia hoy la están mirando, yo no sé si internamente tienen visibilidad de eso, pero de verdad que es súper interesante. Hoy es el hub de la mayoría de los networks creativos del mundo: JWT, TEB, DDB. Y no es casualidad: es que hay gente buena y el costo de vida es mucho más efectivo, entonces tenés la posibilidad de tener una persona brillante por una fracción de lo que te costaría encontrar a esa misma persona brillante en Nueva York.

Es un no-brainer. Es conectar dos puntos, que es lo que buscamos hacer nosotros.

La comunidad hispana tiene mucho valor para dar, tiene una oportunidad bien grande de jerarquizarse, de cambiar la narrativa y dejar de hablar de “malos hombres”. Hay que mostrar lo que los latinos están aportando a la economía también desde la perspectiva intelectual: no solamente el trabajo que pueden hacer resolviendo las cosechas.

Creo que es muy importante concentrarse en trabajar el triángulo del Norte, porque el mayor desafío que tiene Estados Unidos es encontrar soluciones para la inmigración ilegal: la manera de encontrar soluciones no es construyendo una pared más grande, es dándole ayuda para que puedan trabajar sin tener que moverse. A nadie le gusta tener que moverse: la gente se mueve porque muchas veces no tiene alternativa.

En lo que tiene que ver con los países del triángulo del Norte, ¿cómo puedes ayudarlos? Con que crees trabajo no sólo impactas el tema de la migración ilegal, sino también el tema de la seguridad: uno de los mayores problemas que tiene Centro América, de las maras. Si cambias la modalidad de trabajo y haces que las madres puedan acceder a trabajo sin tener que dejar la casa, va a tener mucha mejor posibilidad de estar cerca y educar a los hijos y evitar que terminen vendiéndose a las maras.

Es un impacto enorme que me da mucha ilusión: desde polución, a seguridad, desarrollo económico, crear un sistema meritocrático digital donde no te determine dónde naciste las oportunidades que vas a tener. La gente que vive en Estados Unidos no es necesariamente más brillante que la gente que vive en nuestros países.