A medida que las campañas presidenciales se centran en sacar el máximo provecho de las convenciones de sus respectivos partidos para que los catapulte hacia la victoria en noviembre, la población latina, a menudo reconocida como el gigante dormido, está en ebullición. Intentando hacer oír su voz, reaccionando a retórica divisiva y de odio, y creciendo en número, los latinos son una poderosa fuerza política.

De los 58 millones de latinos en el país, más de 27 millones son elegibles para votar, comprendiendo el 12 por ciento de la población con derecho a voto. La participación de votantes latinos ha crecido constantemente en las recientes elecciones. Cifras del Pew Research Center indican que 13 millones de latinos someterán su voto este 2016, un 17 por ciento más que en las elecciones de 2012.

Pero los números podrían llegar a ser aún mayores. Con más de 66.000 latinos cumpliendo 18 años cada mes, muchos grupos de apoyo y organizaciones comunitarias han comenzado sus esfuerzos sobre el terreno para registrar, educar y movilizar a los votantes. Como resultado, el número de latinos registrados para votar este año es significativamente mayor que durante el último año de las pasadas elecciones presidenciales. En California, el número de nuevos votantes se ha duplicado en comparación al año 2012. Un fenómeno similar ha sucedido en estados con altos números de población latina, como Colorado, Florida, Nevada, Carolina del Norte y Virginia, que podrían terminar por decidir el resultado de las elección de noviembre.

Hay una historia económica igualmente potente. El poder adquisitivo de los latinos ha crecido un 70 por ciento más rápido que el de los estadounidenses en general desde la década de los 80, y nuestra comunidad es bien conocida por su espíritu empresarial. Nuestro rol económico es otro ejemplo de por qué las campañas presidenciales deben observar a los latinos como un electorado crítico cuyos temas son vitales para la nación. Somos una parte integral de la sociedad norteamericana e importantes contribuyentes económicos con intereses en la dirección del país.

Durante este ciclo electoral, los latinos se han vuelto cada vez más activos en cuestiones de política de interés para todos los estadounidenses, incluyendo el crecimiento económico, la salud, el medio ambiente, la reforma del sistema penal, y la educación, entre otros. Nuestra comunidad está rápidamente emergiendo en estas cuestiones como agentes de cambio, además de las áreas políticas en las que los latinos son reconocidos por dejar huella —como la inmigración, el trabajo y los derechos civiles—.

A principios de este año, la Agenda Nacional de Liderazgo Hispano, una coalición de 40 organizaciones prominentes en defensa de los latinos, dio a conocer su agenda pública de política hispana 2016 y simultáneamente pidió a los candidatos presidenciales responder a un cuestionario centrado en temas claves. Las respuestas de las  distintas campañas son bastante reveladoras. Mientras que los dos candidatos del partido demócrata declararon cual es su posición en temas importantes, los candidatos republicanos no lo hicieron. La falta de alcance es desconcertante, no solo porque los latinos tienen la capacidad de elegir al próximo presidente, también demuestra una indiferencia discordante hacia un grupo del electorado clave.

Los latinos estamos buscando a líderes que van a entender y responder a nuestras necesidades. No vamos a tolerar ninguna retórica de odio y nos opondremos firmemente a cualquier política que afecte negativamente a nuestra comunidad. Tanto la convención republicana como la demócrata proporcionan una oportunidad importante para desarrollar un diálogo sobre los problemas más urgentes de los latinos en este país. Líderes de la comunidad latina estarán presentes en ambas convenciones, listos para participar, y esperamos que ambos partidos tomen nuestras preocupaciones en serio. Es hora de que podamos avanzar hacia un futuro más brillante para los latinos y todos los estadounidenses.