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Un hombre transgénero en una sociedad binaria, librando a la vez dos revoluciones. Vía Infobae
Un hombre transgénero en una sociedad binaria, librando a la vez dos revoluciones. Vía Infobae

El coronel ‘trans’ zapatista que combatió en la Revolución mexicana

Aunque nació mujer, Amelio Robles se vestía y se comportaba como varón, y fue uno de los soldados más temidos y respetados de Emilio Zapata.

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Entró en el ejército zapatista a los 23 años como hombre y eso fue hasta su muerte en 1984. Tanto en privado como en público al soldado Amelio Robles lo llamaban tal que así, “Amelio”, aunque todos supieran que bajo bajo su cinto, su pañoleta de militar, su sombrero y sus actitudes viriles se ocultase el cuerpo de una mujer.

Corría el año 1912, aún habrían de pasar décadas para que los primeros grupos LGTBI+ tomasen las calles para luchar por sus derechos y se realizasen las primeras cirugías de reasignación sexual. En el México revolucionario en que nació y vivió Robles solo se podía ser de dos maneras: Hombre o Mujer. 

No obstante, él encontró la forma de transitar a su verdadera identidad,  y debido a su coraje, su buena puntería, su habilidad como jinete y como amante de numerosas mujeres, pocos se atrevieron a llevarle la contraria. 

“Es un caso excepcional porque está documentado, aunque no se puede descartar que hubiera otros”, comenta a El País la investigadora Gabriela Cano, que sacó a luz la historia de Robles en el libro Andar de soldado viejo. 

Para la historiadora, que estudia cómo se construían los roles sociales de ambos sexos a principios de siglo, el coronel no era ni transexual, ni travesti ni una mujer lesbiana que adopta comportamientos masculinos, sino un hombre transgénero en una sociedad binaria.

“Las mujeres estuvieron siempre presentes, pero nunca fueron reconocidas en el Ejército ni por sus compañeros”

“Muchas veces se idealizan los conflictos armados, pero eran contextos extremos de muerte, sufrimiento y dolor, y es en la guerra donde se cimbran los parámetros de género que existían”, concluye.

Machistas y armados

Pedían tierra y libertad para la clases desfavorecidas, pero en la Revolución de Zapata contra el neoliberalismo del porfiriato la homosexualidad era vista como la peor forma de cobardía y las mujeres que combatían en el frente, la famosas Adelitas, raramente lograban posiciones de poder en la cadena de mando. De hecho, pasaron de puntillas por la historia y muchas de ellas, apunta la investigadora de la Universidad de Querétaro Claudia Ceja, tuvieron que disfrazarse de varón para evitar que las violentasen o las violasen.

“Las mujeres estuvieron siempre presentes, pero nunca fueron reconocidas en el Ejército ni por sus compañeros”, afirma. “Hay un silencio en la historiografía y las fuentes de la época arrojan solo información a cuentagotas”.

En ese contexto machista y feroz, Amelio Robles no solo sobrevivió, sino que acabo uniéndose al Ejército federal en un momento, 1918, en que el conflicto estaba apunto de terminar. 

“Es en la guerra donde se cimbran los parámetros de género que existían”.

Incluso logró lo que ninguna mujer biológica había hecho antes, entrar a formar parte del Partido Socialista de Guerrero en los años treinta, avanzándose en dos décadas al reconocimiento del voto femenino, y ser considerado veterano de guerra y condecorado en 1978.  ¿Cómo pudo conseguirlo?

Al parecer, sus buenas relaciones con otros mandos militares que más tarde ocuparon cargos políticos le permitió falsificar su partida de nacimiento y escapar a los informes médicos, como el que le realizaron en 1948, donde se acreditaban seis heridas de bala pero no se mencionaba nada acerca de su anatomía. 

Aunque no siempre lo tuvo fácil. 

Los mismos compañeros que halagaban su valor y cantaban sus hazañas en público solían llamarle en privado “la coronela” y la prensa mexicana lo trató como si fuera un entretenimiento de feria: “La coronela es un hombre, y sin embargo, nació mujer”, publicó El Universal. 

Hoy, cuando Mexico vive la peor ola de feminicidios de su historia reciente -muere una mujer cada dos horas- y en estados como Guerrero el matrimonio homosexual sigue sin estar amparado por la ley, la historia del coronel Robles nos recuerda que se pueden librar varias revoluciones a la vez.